La prostitución legal en Alemania se ve cuestionada
En 2002, se sancionó una ley y en Sankt Pauli, una ciudad portuaria donde la actividad siempre había sido tolerada, surgió una zona roja.
Dos décadas después de su legalización, la prostitución volvió al foco de debate en Alemania ya que existen sectores disconformes con lo que ocurre en la actualidad.
La oposición conservadora en el Parlamento inició una campaña para reformar la ley de 2002 que legalizó el trabajo sexual.
En Sankt una ciudad portuaria donde la actividad siempre había sido tolerada, surgió una zona roja que es atracción turística.
El partido CDU de la ex canciller Angela Merkel afirma que no se logró mejorar la situación de las trabajadoras sexuales ni frenar la trata de personas, sino todo lo contrario.
Estudios revelaron que la mayoría de las mujeres en este sector están bajo control de proxenetas.
Algunas, agregan horas a sus ocupaciones laborales en otros rubros, para obtener una ganancia adicional.
En poco más de 20 años, Alemania se convirtió en 'El Dorado' del turismo sexual, según la descripción que eligió el canal France 24.
Personas de todo el mundo visitan los burdeles de Hamburgo y "se benefician de "servicios" perfectamente legales.
La ley sobre la legalización de la prostitución, aprobada en 2002 por los socialdemócratas y los verdes, tenía como objetivo proporcionar seguridad, protección y autonomía a las trabajadoras sexuales, otorgándoles un estatus profesional.
De hecho, cuentan con cobertura social como cualquier otro trabajador del país.
Incluso, los burdeles tienen legalizada la organización de las habitaciones, que deben tener ventilación e iluminación natural durante el día; ya no pueden estar en un sótano.
También fueron instalados botones antipánico, por su surgen problemas al momento de la intimidad.
Pero como la ley también despenalizó el proxenetismo y creó la condición de "empresario sexual", comenzaron los problemas.
Como resultado, este lucrativo negocio todavía está dominado en gran medida por el crimen organizado, indica la investigación del canal francés.
Inclusive, “empresarios sexuales” identificados legalmente, afrontan inconvenientes con “la mafia”.
Oficialmente, el país cuenta con 2.310 establecimientos que ofrecen servicios sexuales, mientras que están registradas unas 28.280 personas en este oficio, según la oficina federal de estadística Destatis.
Se cree que el número de trabajadoras no registradas es mucho mayor pero también hay otras que andan "sueltas" por Berlín y desarrollan sus actividades en condiciones deleznables.
Diversas organizaciones calculan que en este lucrativo sector trabajan entre 200.000 y 400.000 personas.
Según varios estudios, el 90% de ellas son víctimas de trata de personas.
Por otra parte, la migración hizo que muchísimas mujeres ucranianas estén ejerciendo ese tipo de ocupación y figuran segundas detrás de las alemanas en el ordenamiento por cantidad, un poco por encima de las rumanas.
"Antes eran 200 mujeres en un sótano", declaró un individuo reputado como proxeneta retirado, quien ahora brinda recorridas turísticas por la zona roja.
Si en Hamburgo existen establecimientos donde la actividad se lleva a cabo en locales habilitados, incluso con las clásicas vidrieras, la situación en Berlín dista de ser siquiera higiénica.
"Baños públicos de doble uso" sirven para los actos sexuales entre el hedor que producen los excrementos acumulados.
"Están quienes entran con dos acompañantes", comentó un lugareño entrevistado por France 24.
Por último, una legisladora socialdemócrata impulsa "el modelo nórdico", que penaliza a los consumidores, para atacar la raíz del problema.