La llegada de la ultraderecha o la aspiración de la izquierda: cuál será el futuro de Chile después de las elecciones
En los comicios presidenciales que se celebrarán el domingo, el país vecino se debate entre dos posibles escenarios contemplados por los analistas.
Por Valentina Bastías Atias, de la agencia Xinhua
La llegada de la ultraderecha al gobierno y la aspiración de la izquierda de renovar la política en Chile son algunas de las opciones en juego en los comicios presidenciales del 21 de noviembre próximo, en un país fragmentado por la revuelta social de 2019, el impacto económico de la pandemia y el descrédito de las instituciones públicas.
Los chilenos votarán entre siete candidatos a mandatario para el periodo 2022-2026, en la elección más relevante desde el retorno a la democracia, en 1990, "en un ambiente polarizado y un escenario abierto en resultados", dijo a Xinhua el doctor en Ciencia Política, René Jara. "Se presentan candidaturas muy opuestas, ubicadas al extremo del sistema político", lo cual garantiza sin duda un balotaje fijado para el 19 de diciembre próximo, señaló el también director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago de Chile.
Esta incierta carrera es liderada por el diputado Gabriel Boric, abanderado de la coalición izquierdista Apruebo Dignidad, integrada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, cuyo programa socialdemócrata persigue una sociedad de bienestar y busca desmantelar el modelo económico neoliberal encajado en Chile.
Los cuestionados sondeos electorales, silenciados a dos semanas de las votaciones, ubican en segunda posición al representante del Partido Republicano de extrema derecha, José Antonio Kast, defensor del gobierno militar de Augusto Pinochet (1973-1990), que suma popularidad con severas propuestas antiinmigración irregular y delincuencia, con intención de reducir el Estado y los impuestos corporativos.
"Las elecciones venideras despiertan emociones entre los chilenos", subrayó Jara, cuando existe en el país un malestar social patente y varias crisis no superadas que se arrastran desde el estallido de protestas de octubre de 2019 contra la desigualdad y el modelo económico neoliberal, acalladas en parte por la enfermedad del nuevo coronavirus (Covid-19).
Otro factor a considerar es la creciente inflación derivada de la emergencia sanitaria, que ha levantado críticas en cuanto al manejo económico del país, y ha puesto en jaque al gobierno del presidente Sebastián Piñera, también cuestionado por supuestos negocios en paraísos fiscales ventilados en la investigación internacional "Papeles de Pandora".
De acuerdo con los expertos, esta cuarta jornada electoral realizada en pandemia movilizará "frustración" contra el gobierno de Piñera, lo cual puede traducirse en una menor votación para el candidato oficialista Sebastián Sichel, un independiente que enarbola la bandera centroderechista y que perdió adeptos al transparentar el retiro de sus ahorros previsionales, aun cuando se mostró contrario a esta medida impulsada en el Congreso para paliar la crisis.
En este contexto, el politólogo Mario Herrera indicó que la senadora y candidata del Partido Demócrata Cristiano, Yasna Provoste, tercera y cuarta mayoría en las encuestas, podría tener un desempeño mejor al esperado por la moderación de sus propuestas.
Provoste cuenta además con el apoyo de una parte de los integrantes de la ex Concertación, coalición de partidos de centro e izquierda que gobernó durante cuatro administraciones, desde 1990, y se unió para derrocar a Pinochet en el plebiscito de 1988.
A juicio del académico de la Universidad de Talca, el elector chileno "es fuertemente moderado", por lo que "todos compiten por conquistar a los votantes de centro y tratan de empujar a los candidatos a los extremos", en una elección con alto porcentaje de indecisos y menor protagonismo de los partidos políticos, debido a la baja confianza que despiertan en la población.
Herrera, miembro del Centro de Análisis Político, afirmó que la gran sorpresa en esta cita será la participación de los jóvenes con interrogantes sobre su motivación para acudir a las urnas, y la asistencia de los adultos mayores en medio de la pandemia, en un país con altos niveles de vacunación contra la Covid-19.
De acuerdo con los registros electorales, en los comicios presidenciales de 2017 los votantes no llegaron a la mitad del padrón electoral de 15 millones de personas, mientras que el plebiscito de 2020 superó el récord histórico de participación, con casi un 51 por ciento.
La recuperación económica pospandemia, la reformulación del sistema de pensiones, la oleada de inmigración irregular por la frontera norte de Chile y el conflicto que el Estado mantiene con el pueblo originario mapuche en el sur del país, son algunos de los temas prioritarios que el próximo presidente deberá asumir en su mandato, a partir del 11 de marzo de 2022.
Sin duda, una de las tareas más importantes será encaminar la nueva Constitución que redacta la Convención Constitucional -integrada en su mayoría por ciudadanos progresistas y fuera del espectro político- en reemplazo a la Carta Magna impuesta durante el gobierno militar de Pinochet, y cuya aprobación se votará en un plebiscito a mediados de 2022.