La inflación en EEUU no cede: cerró en 7,5% anual en enero y el precio de la carne inquieta a los consumidores
En tierras de asadores y parrilladas, los precios transforman en un lujo aquello que es una costumbre. Enero registró un 0,6% y el índice inflacionario anual dio 7,5.
La inflación ya no es solo "industria argentina": los Estados Unidos también la padecen con un 0,6% para enero y un 7,5 anual según los números que se anunciaron oficialmente este jueves.
Aquella, como la Argentina, está reputada como una tierra de asadores y parrilladas, pero allí como aquí, la carne vacuna se está volviendo un lujo por obra y arte del flagelo que en estas latitudes es tema de todos los días para varias generaciones de habitantes.
La inflación aumentó en un 7% en 2021, algo que no se veía desde 1982. Los datos de enero marcan: 0,6% mensual y 7,5 anual. Acertó la prensa internacional que en los sondeos previos indicaba que podría haberse haberse acelerado aún más.
Los compradores estadounidenses vieron que los precios de aves, carnes, huevos y pescado aumentaron 12,5% el año pasado. En el caso de la carne de res la disparada llegó hasta un 23%, según el corte.
En ciertos comercios, solo la carne picada sigue siendo accesible para el bolsillo medio. Una pieza de ternera de calidad cuesta hasta 24,99 dólares la libra (453 gramos).
En una carnicería en el elegante barrio de Georgetown, el equivalente se vende incluso por 37,99 dólares, informa France24.com
Así, los consumidores se limitan a comprar pollo y salchichas, mientras que los economistas explican la situación.
"Es una combinación de varios factores. Los compradores extranjeros de carne estadounidense, particularmente China, han mostrado una fuerte demanda al igual que los consumidores nacionales", dijo Jayson Lusk, profesor de la Universidad de Purdue en el estado de Indiana.
Al mismo tiempo, apuntó, los salarios en la industria empacadora de carne aumentaron casi 20% desde el comienzo de la pandemia, en medio de una escasez de trabajadores en todo el país que también ha afectado al sector manufacturero y al transporte.
Los medios indican que el año pasado, los estadounidenses continuaron comiendo carne de res con entusiasmo gracias a la ayuda del Gobierno, que aumentó sus ahorros y su poder adquisitivo. Pero ahora comer un bistec está fuera de discusión para muchas familias de bajos ingresos, advierten.
Esta semana, Tyson Foods, el procesador de carne más grande de los Estados Unidos, justificó estos aumentos de precios por el hecho de que la demanda continúa superando su capacidad de producción por falta de mano de obra. También destacó el aumento de salarios y beneficios para contratar y retener al personal.
Durante los últimos tres meses de 2021, Tyson marcó un aumento de precios promedio para la carne de res en torno al 33% en comparación con el mismo período de 2020, y alrededor del 20% para el pollo.
El alza de los precios de la carne vacuna preocupa incluso a la Casa Blanca, que rechaza la idea de que sea únicamente consecuencia de la pandemia.
El presidente Joe Biden culpa a la falta de competencia en el sector.
En esta industria de unos 213.000 millones de dólares, sólo cuatro empresas controlan el 85% del procesamiento de la carne vacuna y el 54% de la avícola, lamentó en enero la Casa Blanca, que prometió abordar este problema e inició investigaciones para asegurar que no haya un acuerdo de precios.
Los restaurantes se están adaptando y apelann a la reducción del tamaño de sus menús, en tanto que los de comida rápida, tratan de mantener los precios bajos, con porciones más pequeñas.
En Domino's, el precio de uno de sus menús insignia de "alitas de pollo" se quedó en 7,99 dólares. Pero, la caja ahora tiene solo ocho piezas en lugar de las 10 habituales y solo está disponible para la venta en internet, completa la página web del canal francés.
El dato estadístico: los estadounidenses siguen estando entre los mayores consumidores de carne vacuna del mundo. Comieron 59,1 libras (26,81 kilos) por persona el año pasado, después de 58,4 libras en 2020.