La velocista olímpica bielorrusa Krystina Tsimanouskaya, de 24 años, que había sido separada del equipo en los JJOO de Tokio por criticar a los entrenadores y llevada contra su voluntad al aeropuerto por funcionarios de su propio país para obligarla a regresar a su casa, se negó a abordar un vuelo con destino a Minsk y recibió una visa humanitaria de Polonia.

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La joven de 24 años fue vista ingresando a la embajada polaca este lunes por la mañana, después de haber pasado la noche en un hotel de la estación aérea bajo custodia de los organizadores del evento, desde donde gestionó la visa.

El diario británico Sky News contactó al esposo, Arseniy Zdanevich, quien anoche había salido de apuro de Bielorrusia rumbo a Ucrania y ahora se encuentra en Kiev. Dijo: "No creí que se pondría tan serio. Tomé la decisión de irme sin pensarlo dos veces".

Cuando habló en la mañana con Tsimanouskaya, ella le comentó que estaba tranquila, que todo estaba bien y que estaba en un lugar seguro, según declaró al medio inglés.

Aseguró no haber hecho más planes aún, pero afirmó estar seguro de que se unirá a su esposa donde sea que ella vaya.

"Nunca tuvimos conexiones, nunca apoyamos a la oposición. Somos simplemente deportistas normales, solo nos dedicamos a los deportes y no nos interesa el movimiento de oposición", agregó Zdanevich, quien también es atleta.