El tribunal italiano condenó a cadena perpetua a un enfermero de un geriátrico por haber asesinado a siete ancianos e intentar con otros cuatro a través del suministro de psicofármacos como promazina, insulina y anticoagulantes.

Según relató la residencia para mayores ubicada en el pueblo de Offida, Italia, entre 2017 y 2019 se detectó un aumento de la mortalidad con relación a otros geriátricos de la zona y ante este porcentaje se comenzó una investigación.

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Todo empezó a cuadrar cuando se le practicó una autopsia a un hombre de 93 años que vivía en la residencia. Allí se constató que había recibido una sobredosis de insulina cuando él no era diabético ni tampoco se le había recetado su suministro.

Ante este resultado se profundizó la investigación y se realizó otra autopsia, pero esta vez a una mujer de 85 años. En esta oportunidad se confirmó que murió por intoxicación de psicotrópicos tras la administración reiterada e indebida de benzodiacepinas.

Allí se resolvió que Leopoldo Wick, de 59 años, era el principal acusado de “administrar repetidas e indebidas dosis de fármacos como la promazina, la insulina o anticoagulantes a niveles no necesarios, elevados o absolutamente contraindicados”.

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Tras la investigación Wick fue imputado por siete de los ocho casos y a su vez por el intento de asesinato de otros cuatro ancianos más. En su defensa el enfermero trató de mostrar su inocencia, pero todas las pruebas presentadas durante el juicio demostraron su culpabilidad.

Para el tribunal de Macerata el agravante fue que cometió los crímenes recurriendo a "medios insidiosos", es decir, que causan daño bajo una apariencia inofensiva, como fármacos o la insulina.