La activista climática sueca Greta Thunberg visitó Kiev el jueves para llamar la atención sobre los daños medioambientales causados por la guerra en Ucrania y criticó la respuesta mundial al derrumbe el 6 de junio de la gran presa hidroeléctrica de Kajovka.

Ucrania está investigando la explosión de la presa, que provocó inundaciones en el sur del país y en las zonas de la región de Jersón ocupadas por Rusia, como crimen de guerra y posible destrucción criminal del medio ambiente o "ecocidio". 

Estimó el costo de lo ocurrido en 1.200 millones de euros, mientras que Kiev y Rusia se culparon mutuamente de la destrucción de la presa.

"No creo que la reacción mundial ante este ecocidio haya sido suficiente", expresó Thunberg, quien viajo a Kiev para asistir a la reunión inaugural de un nuevo grupo ecologista.

Allí enfatizó: "Tenemos que levantar más la voz, tenemos que concienciar sobre lo que está ocurriendo".

Según Andriy Yermak, jefe del gabinete presidencial ucraniano y copresidente del grupo junto con la ex viceprimera ministra sueca Margot Wallstrom, la tarea del grupo consiste en evaluar los daños causados al medio ambiente ucraniano y desarrollar mecanismos para exigir responsabilidades a Rusia.

La "víctima silenciosa"

El medio ambiente corre el riesgo de convertirse en la "víctima silenciosa de la guerra", con cerca del 30% del territorio ucraniano contaminado con objetos explosivos y más de 2,4 millones de hectáreas de bosques dañados, declaró el fiscal general de Ucrania, Andriy Kostin, en un mensaje en Twitter con motivo de la reunión.

"Pedimos que se intensifiquen los esfuerzos internacionales para investigar y enjuiciar los crímenes de guerra de Rusia contra el medio ambiente y para garantizar que el agresor pague", afirmó.