En una cafetería de Pristina, la capital de Kosovo, el personal renunció a comprobar si las monedas de 2 euros que la gente utiliza para pagar  son auténticas, ya que una proporción tan elevada son falsas y la alta calidad de algunas falsificaciones hace casi imposible saberlo.

"Al principio todo el mundo estaba preocupado y comprobaba si las monedas de 2 euros eran falsas o no", explica el camarero Endrit. 

Él y sus compañeros acercaban las monedas a la luz para examinarlas o las dejaban sobre una mesa para ver cómo sonaban, relató un cable de la agencia de noticias Reuters. 

"Ahora ya no lo comprobamos... podemos estar cogiendo dinero falso o podemos estar dando dinero falso. Da igual", añadió el camarero  Endrit.

El número de monedas falsas de 2 euros en circulación experimentó un aumento masivo este año, según las fuerzas del orden.

Kosovo y la vecina Montenegro no forman parte de la zona euro, pero utilizan la moneda así denominada.

Otro caso en una tienda

En una pequeña tienda cercana al café de Pristina, de 11 monedas de 2 euros que había en la caja registradora, la dependienta reveló su convicción de que seis eran falsas, y que tantas en circulación eran falsas que no tenía más remedio que aceptarlas. 

En el laboratorio forense de la policía de Pristina, el personal examinó más de 30.000 monedas falsas de 2 euros en el primer semestre de este año, frente a las 4.451 del mismo periodo del año pasado.

"La calidad oscila entre muy mala y muy buena. Antes, las monedas falsas no eran magnéticas y ahora sí, antes tenían problemas con el peso pero ahora coinciden con las auténticas", explicó Vjollca Mavriqi, experto en moneda falsa del laboratorio.

El cable de Reuters siguió enumerando situaciones en comercios, sumadas a las quejas de la gente en un país sin moneda propia.

¿Y en la Argentina cómo andamos?

Los paralelismos con la Argentina cuando se aprecia este tipo de casos en el exterior son inevitables y no es extraño observar en los barrios de Buenos Aires carteles en los centros de pago de servicios que advierten: "Si se detecta un billete falso será destruido", bajo un ejemplar perforado, por ejemplo.

Andando las calles, cualquiera conoce suburbios en los que hay "un `chino` que te agarra cualquier cosa", en alusión a comercios regenteados por personas de origen oriental.

Algo parecido ocurría durante los años que siguieron a la crisis de 2001, cuando circulaba la denominada cuasi moneda y nunca faltó el supermercado chino que aceptara desde Patacones a Lecor y Lecop.