Por Antonio D’Eramo

En el mes en el que se celebra la Revolución Francesa, hito histórico que permitió el fortalecimiento de los derechos individuales, se puso en marcha el Pasaporte Covid de la Unión Europea, cuyos 27 países miembros poseen, como uno de los pilares fundamentales de su conformación como espacio de convivencia, el derecho a la libre circulación entre las naciones que la integran.

La existencia del polémico certificado, que ha levantado voces a favor y en contra dentro del ámbito de la Unión Europea como fuera de ella, tal cuál sucedió en Brasil o en varios estados de los EE.UU., era impensable antes de marzo de 2020 cuando irrumpió ese “cisne negro” bautizado Sars-CoV-2.

La pandemia desatada, los contagios masivos y los decesos que se produjeron por la enfermedad denominada Covid-19 que el virus produce, llevaron a la mayoría de los Estados a cerrar las fronteras, inclusive entre países vecinos del viejo continente. Las cuarentenas y las restricciones ordenadas por los gobiernos nacionales llevaron a una gran cantidad de cortocircuitos entre los europeos y una de las medidas pensadas para intentar restablecer la libertad de movimientos y con ella, revivir el rubro turístico, ha sido poner en marcha este “pase libre” que no tiene una semana de existencia y, por el cual, ya se han desbaratado algunas organizaciones criminales que “truchan” los certificados.

Los  ciudadanos  de la Unión Europea pueden visitar otros países socios utilizando un Certificado Digital Covid o Digital Green Pass que permite a los portadores demostrar que cumplen con las condiciones sanitarias exigidas para ingresar a una nación de la UE.  El certificado puede indicar que se está vacunado con las dos dosis, la última  aplicación debe haber ocurrido14 días antes del viaje; o  haberse recuperado de Covid-19; o tener un registro negativo de PCR o antígeno realizado 48 horas antes del arribo al destino. El documento que abre aduanas es emitido por las autoridades nacionales en inglés y en el idioma nacional donde se haya emitido el pasaporte y puede utilizarse en los Estados que están bajo la órbita de la Unión Europea.

Sin embargo, las buenas intenciones de intentar tener un verano en el hemisferio norte  lo más parecido posible a la antigua normalidad, se ven opacadas por la aparición de la mutación registrada por primera vez en la India y denominada según la letra delta del alfabeto griego.

Para las economías del Sur de Europa que disfrutan del Mediterráneo, la temporada turística de verano, es vital para sus necesidades financieras pero los primeros reportes de reservas de hoteles y circulación de turistas enseñan que la afluencia del público es modesta y, la causa principal, es la variante delta del coronavirus que se está extendiendo rápidamente y que provoca que los europeos del norte no puedan disfrutar del sol de las playas del sur.

La variante “super contagiosa” Delta se ha convertido en el linaje predominante en Rusia, que posee una baja tasa de inoculación de su población con vacunas anti Covid-19 a pesar de ser productora del  fármaco Sputnik V del Instituto Gamaleya que exporta a otras naciones como Argentina, o en el Reino Unido donde el 95% de los nuevos  casos provienen de esta cepa viral. Ahora bien, las consecuencias difieren por el momento, porque en Rusia se han disparado los contagios y los fallecimientos, 25.142 infecciones diarias y 663 muertes el 5 de julio según datos de https://www.worldometers.info/coronavirus/#countries, mientras que en Gran Bretaña, la mitad de la población ya está vacunada con dos dosis y el 17% posee una dosis, lo que explicaría, el descenso de los casos severos o sintomáticos, que requieren hospitalización.

La variante delta también produce nuevos contagios en Portugal, a pesar del 35% de las dos dosis aplicadas a su población, que se multiplicaron rápidamente por acción de esta cepa, y en Israel, con el 63% de sus habitantes con las dos dosis inoculadas, los contagios comenzaron a aumentar por primera vez en cuatro meses pero en los dos países citados se puede observar el efecto de las vacunas que permiten evitar la forma grave de la enfermedad que produce el Covid-19.

Alemania y Reino Unido ponen en duda la posibilidad de recuperar el turismo y la eficacia del Pasaporte Covid

La Asociación Hotelera portuguesa emitió una declaración de alerta, “la recuperación del turismo en Portugal se ha detenido”. En Grecia, famosa por sus islas mediterráneas, el rubro del turismo receptivo representa una quinta parte de su golpeada economía. El Banco Central de su país, citó a la variante delta, como la responsable de recortar las previsiones de ingresos para el presente año del 50% al 40%, teniendo en cuenta el año 2019 cuando se rompió el récord de 33 millones de visitas extranjeras. Previsiones similares registran en Italia y en los países balcánicos, sólo España mantiene el optimismo al afirmar que recibirá 45 millones de visitantes a pesar de la amenaza de la nueva cepa de coronavirus.

A pesar de las recientes declaraciones de la Presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “ya se han generado más de 200 millones de certificados Covid”, la realidad es que se han ordenado repliegues entre los propios integrantes de la Unión Europea.

Alemania dio el primer paso con Portugal al incorporarla a sus zonas de riesgo y prohibir los viajes no esenciales, además de imponer una cuarentena obligatoria de 14 días aunque se esté vacunado. La decisión de la administración de Angela Merkel obedece a los aumentos de casos en el polo turístico luso del Algarve y las recientes infecciones en Lisboa. A esto hay que añadir la decisión británica del mes pasado de eliminar a Portugal de su “lista verde” de destinos.

Guia de viaje para los argentinos y para el resto de los habitantes de países extra comunitarios

En principio hay unos pocos  países que no se les solicitará ninguna prueba de PCR, o vacunación o recuperación de Covid-19. Se pueden citar los casos  de Australia, EE.UU.; Israel; Japón; Nueva Zelanda; Albania; Serbia; Líbano; China; Singapur; Tailandia; Macedonia del Norte y Corea del Sur.

Pero para los visitantes de otros países, como Argentina, que viajen a Europa por motivos de ocio deberán presentar comprobante de vacunación con una  de las vacunas autorizadas por la Agencia Europea  de Medicamentos (EMA) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la segunda  dosis  administrada 14 días antes de viajar. A España, por ejemplo, no se puede ingresar sin este requisito incluso si el pasajero  tiene una prueba de PCR negativo.

Demás está decir que las vacunas no aprobadas por la EMA  o la  OMS no sirven para habilitar el ingreso al viejo continente. Y aquí es donde comienzan las acusaciones por discriminación y arbitrariedad en las normas impuestas.

El pasaporte Covid pueden obtenerlo solo las personas que hayan sido vacunadas con uno de los cuatro preparados inmunizantes aprobados para su uso en el bloque comunitario. Contra esa normativa surgieron protestas de India y de la Unión Africana, porque en ambas regiones se vacuna principalmente con la vacuna llamada "Covishield”, de AstraZeneca que también se encuentra presente en la Argentina. El problema es que en la UE solo se permitió el uso de la versión producida en Europa de la vacuna de AstraZeneca, "Vaxzeria”, que fue aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

Pero las normas son confusas porque los Estados miembros pueden, por su parte, habilitar el ingreso de manera unilateral a los visitantes que se hayan aplicado alguna de las siete vacunas aprobadas por la OMS en vez de las cuatro reconocidas por la EMA. Y, si se sigue ese criterio, la vacuna Covishield está homologada por la OMS. Al igual que las vacunas chinas de Sinopharm y SinoVac.

"Existe la posibilidad de que personas de terceros países obtengan un certificado de vacunación de la UE si pueden comprobar que han sido vacunadas con un preparado que figure en la lista de la OMS, que sea relevante para el Estado miembro de la UE al que viajan”, afirmó en una rueda de prensa Christian Wigand, de la Comisión Europea en Bruselas. Esta normativa de la Unión Europea es una recomendación, no una ley.

Ahora bien, el problema lo tienen los argentinos vacunados con la Sputnik V del Instituto Gamaleya, la vacuna rusa no está aprobada en la UE, ni figura en la lista de la OMS. Es decir, que un certificado de vacunación con ese preparado en un tercer país no puede ser presentado para ingresar a un país de la UE.

¿Cuál es la situación actual de los principales destinos turísticos de Europa?

En el país más visitado del mundo, Francia, comenzaron recientemente con la apertura de actividades, en terrazas de restaurantes, bares y cafés abiertos y con un máximo de seis personas por mesa. Para los espacios culturales, se podrán visitar museos, cines y teatros. Las playas se pueden visitar libremente y a partir del 9 de Julio se reabren discotecas y las mascarillas continuarán siendo obligatorias en espacios interiores.

En Portugal volvieron algunas restricciones. La norma general en el país es que bares, cafés y restaurantes estarán abiertos hasta la 1 de la madrugada con un máximo de seis personas por mesa en interiores y diez en el exterior. Los espectáculos culturales deben cerrar a partir de medianoche.

En Italia, con el certificado digital, cualquier extranjero puede viajar por todo el país, aunque además es necesario rellenar un formulario de entrada. Se puede consumir en restaurantes, cafés y heladerías, sin restricciones de personas al aire libre, pero con un máximo de seis en interiores. Las mascarillas son obligatorias solo en interiores y son recomendadas en exteriores.

En Grecia hay normas estrictas. Es obligatorio rellenar un formulario para entrar en el país, además de tener el pasaporte Covid. Los locales gastronómicos se cerrarán a la medianoche, y esta permitido un máximo de seis personas por mesa, solo en exteriores. El uso de barbijo es obligatorio. Los monumentos arqueológicos, como la Acrópolis,  están abiertos al público con un máximo de 20 personas dentro del lugar, pero se debe mantener la distancia social y las playas permanecen abiertas observando que los turistas mantengan las reglas de distanciamiento.

En Alemania las medidas en cuanto al ocio varían según el estado federado. En Berlín, es posible concurrir a eventos al aire libre con un máximo de 1.000 personas y 250 si son en interiores. Si se quiere hospedar se necesita un test negativo o estar vacunado. Ya es posible hallar habitaciones en hoteles, campings y pisos turísticos y el barbijo es obligatorio en el transporte y los lugares públicos.

En todos los casos obtener el certificado digital Covid-19 es fundamental. Las autoridades europeas en Bruselas sostienen que los emiten para acelerar la recuperación del turismo. “Nuestro objetivo es que si la persona  ya  se vacunó, no necesite realizarse un test PCR ni hacer cuarentena. Así puedes ir dividiendo a los ciudadanos y acelerar el proceso para que puedan moverse con facilidad”, defendió la eurodiputada portuguesa Claudia Monteiro de Aguiar.

Sin embargo, mientras que en todo el mundo, 1 de cada 3 personas  no piensa vacunarse, y otra parte de la población mundial sólo cuenta con una dosis y no con la vacunación completa, la polémica ya está sobre la mesa al considerar que se trata de una medida arbitraria y discriminadora. Además, con la explosión de casos de la variante delta muchos europeos comienzan a preguntarse si el pasaporte Covid servirá para algo.

A fin de cuentas las vacunas son capaces de detener los síntomas graves pero no la transmisión por lo que el fundamento del certificado no está muy claro. ¿Para qué se precisa un pasaporte Covid cuando en realidad las vacunas no evitan que otras personas se infecten?