En el lugar donde ocurrió la parte más sangrienta del ataque de Hamás del 7 de octubre contra 
el sur de Israel, extranjeros e israelíes caminan entre pancartas que llevan los nombres y fotos de los muertos, asesinados en una fiesta al aire libre.

Algunos toman videos y fotos con sus teléfonos móviles, otros lloran.

"Es muy importante venir y verlo con tus propios ojos", dijo la canadiense Samantha Malcar. "Ves todos estos carteles de caras reales. Y ves la destrucción. Ves que eran personas reales que perdieron la vida sólo por venir a una fiesta".

Miles de jóvenes estaban de fiesta en la madrugada del 7 de octubre cuando los militantes irrumpieron desde Gaza.

Según las autoridades, 364 personas murieron tiroteadas, apaleadas o quemadas y algunas fueron agredidas sexualmente en la fiesta de Nova, en una zona de maleza salpicada de árboles cerca del kibutz Re'im. Unos 40 fueron llevados como rehenes a Gaza, a unos 5 kilómetros de distancia.

Algunos turistas vienen en visitas organizadas por grupos de la sociedad civil, otros vienen por su cuenta para rendir homenaje a los asesinados en el festival Nova.

Fue el incidente más mortífero de un impactante asalto transfronterizo de Hamás en el que murieron 1.200 personas y 240 fueron tomadas como rehenes.

La guerra posterior de Israel, cuyo objetivo es eliminar al grupo militante que gobierna Gaza, ha matado a más de 26.000 palestinos, según las autoridades sanitarias del enclave.