Las potencias que integran el G7 pusieron hoy en marcha un programa de inversiones por 600 mil millones de dólares en infraestructura, destinado a países en desarrollo, con el fin de responder al avance de China en ese campo.

El anuncio estuvo a cargo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien señaló que su país movilizará en ese programa 200 mil millones de dólares en fondos públicos y privados.

"Con los socios del G7 (Alemania, el Reino Unido, Francia, Italia, Japón), buscamos movilizar 600.000 millones de dólares hasta 2027 para inversiones mundiales en infraestructuras", expresó el mandatario demócrata en el marco de la cumbre del G7 que se celebra en Schloss Elmau, en el sur de Alemania.

Biden sostuvo que el objetivo apunta a "la estabilidad global" y el "desarrollo sostenido", mientras que subrayó que los déficits
de infraestructura de los países desarrollos les impiden muchas veces sortear crisis.

La iniciativa, bautizada como "Colaboración por la Infraestructura Global y la Inversión", tiene como objetivo impulsar el desarrollo de países de ingresos bajos y medios, fortalecer la economía global y la cadena de suministros, reprodujo el sitio Actualidad DW.

El G7 "se dio como ambición hacer en el mundo una mejor oferta en materia de inversión en las infraestructuras", subrayó el
canciller alemán Olaf Scholz, quien presentó el proyecto junto al presidente estadounidense.

Biden destacó que el plan se centra en ámbitos como la sanidad y la seguridad sanitaria, la conectividad digital, la igualdad de sexos, el clima y la seguridad energética.

Las potencias occidentales desean desmarcarse de China, que invirtió masivamente en muchos países para construir infraestructuras a través del programa llamado de las "Nuevas rutas de la seda", o para garantizar un acceso a algunas materias primas.

China es acusada de realizar proyectos a través de préstamos poco ventajosos, o francamente peligrosos, que agravarán los problemas de endeudamiento de los países más vulnerables.