El cardenal Marx aceptó el rechazo del Papa a su renuncia y se abre un nuevo diálogo con el reformismo alemán
Con el respaldo de Francisco a su gesto crítico contra la "catastrófica" gestión de los abusos a menores de miembros de su iglesia, el arzobispo de Múnich y Freising buscará acuerdos con el ala dura del reformismo alemán.
El cardenal alemán Reinhard Marx aceptó este jueves la decisión del papa Francisco de rechazarle la renuncia presentada el viernes pasado, que causó un cisma en el Vaticano, y continuará como arzobispo de Múnich y Freising.
Aunque ambos gestos morigeraron los efectos del terremoto que había causado la dimisión del prelado alemán el viernes pasado, el hecho de que ambos finalmente hayan compartido la denuncia de que ha sido una "catástrofe" la gestión de los abusos a menores por parte de miembros de la institución alemana termina de situar el meridiano de la política vaticana en la ruptura latente que desde hace años se impulsa desde el seno del reformismo teutón.
En la nota en la que presentó su renuncia, Marx, enfrentado con el arzobispo de Colonia, el cardenal Rainer Maria Woelki, había alegado que la Iglesia católica se encuentra en lo que denomina "un punto muerto".
En 2019, la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) decidió seguir adelante con el incipiente debate reformista, nacido al calor de la investigación sobre abusos sexuales en Alemania, pese a la oposición vaticana.
Los obispos se habían reunido entonces con representantes de organizaciones católicas para preparar el llamado camino sinodal, un foro en el que se prevé debatir asuntos como el papel de la mujer en la Iglesia, la homosexualidad o el celibato.
A lo que el Vaticano advirtió que dichas cuestiones son competencia exclusiva de la Iglesia universal y no de una especie de sínodo nacional. Pero Alemania, pese a las advertencias por escrito, siguió adelante.
Para aliviar la creciente tensión interna que vivía su aliado, el presidente de los obispos alemanes, Reinhard Marx, a la sazón miembro del reducido consejo que lo asesora en las reformas de la Iglesia, el Papa hizo declaraciones en un documental, que se interpretaron como a favor del matrimonio igualitario.
Si bien escandalizó al ala más conservadora de la Iglesia, acercó posiciones con los reformistas, representados por las alrededor de 100 iglesias católicas alemanas que habían comenzado a ofrecer bendiciones a parejas homosexuales, en las antípodas del discurso y los documentos intransigentes de Joseph Ratzinger, tan totalmente alejados del cada vez más competitivo escenario en disputa entre nuevos y viejos cristianismos que tuvo que renunciar.
Francisco retoma las consideraciones del cardenal Marx y destaca que "toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis".
Y se muestra de acuerdo con Marx en calificar "de catástrofe la triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarlo que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo".
Añade que el primer paso que debe dar la Iglesia es hacerse "cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente".
Por ello asegura que a la Iglesia se le pide "una reforma" respecto a los casos de abusos y que esta no puede consistir solo en palabras "sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad sea cual sea la consecuencia".
"Los silencios, las omisiones, el dar demasiado peso al prestigio de las Instituciones solo conducen al fracaso personal e histórico, y nos llevan a vivir con el peso de tener esqueletos en el armario", destaca.
Y urge a "ventilar esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia" pues a la Iglesia no la van a salvar "las encuestas", "ni el poder de las instituciones", "ni el prestigio", "ni el poder del dinero", "ni la opinión de los medios", añadiendo que a veces están "demasiado dependientes de ellos".
La respuesta de Marx "en obediencia" a la decisión del Papa de rechazar su dimisión representa un "gran desafío" para él, ya que considera que ahora se abrió un tiempo de reflexión sobre la renovación de la Iglesia.
"Con espíritu de obediencia, aceptó su decisión", ha escrito el purpurado alemán en una carta dirigida a Francisco publicada en la web de la archidiócesis.
La carta en español que Francisco le remitiera a Marx, con un lenguaje cercano, en la cual decía que admiraba su gesto como señal ante la necesidad de que la Iglesia asuma sus responsabilidades, pero le invitaba a seguir en su diócesis con su rebaño, comenzaba con esta frase: "Ante todo gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme anonadarse delante de la tremenda realidad del pecado".
Sin entrar en detalles sobre la situación de la Iglesia en Alemania tras el demoledor informe sobre los abusos a menores y encubrimientos en el periodo entre 1975 y 2018 por parte de curas de la archidiócesis de Colonia, sí el Sumo Pontífice invita a los obispos en general a tomar sus responsabilidades.
Lo explica señalando que, aunque "las situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron", esto "no nos exime de hacernos cargo y asumirlas como historia del pecado que nos asedia".
Y aboga para que "cada obispo de la Iglesia deba asumirlo y preguntarse ¿qué debo hacer delante de esta catástrofe?".
Porque admite que "no todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino, porque hacer propósitos de cambio de vida sin poner la carne sobre el asador no conduce a nada".
"El mea culpa delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica. Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy", añade.
Según Francisco, "la política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual".
"No contaba con una reacción tan rápida, ni me esperaba la decisión de que debería continuar en mi servicio", escribió Marx.
Además, admitió quedar "impresionado" por el tono "fraternal" de las palabras del Papa y considera que ha sido comprendido por el Pontífice en las razones de la petición de dimisión.
Considerado en el ala progresista de la Iglesia y estrecho colaborador del Papa, Marx, de 67 años, al formar parte del consejo de cardenales creado por Francisco para asesorarle en sus reformas, habló en la carta en la que ofrecía su renuncia que "los afectados esperan una señal de la asunción de responsabilidades".
Aunque no aludió a ningún otro alto cargo de la Iglesia alemana, el gesto se interpretó como un mensaje al arzobispo de Colonia, el cardenal Rainer Maria Woelki, y donde el Papa ha enviado una comisión vaticana para analizar los casos y las posibles responsabilidades.
Se lo relaciona, teóricamente, a Francisco, porque ayuda a defender el diálogo reformista pese a la oposición apostólica romana que ofrece resistencia en la política interna del Vaticano para ir hacia una renovación.
Pero los problemas vienen de lejos y la necesidad de Alemania de imprimir mayor velocidad a la transformación y apertura de la Iglesia comienza a abrir importantes grietas entre la Santa Sede y el universo católico, apostólico romano.