El estado más meridional de Brasil está planificando al menos cuatro "ciudades de tiendas de campaña" para albergar a unas 8.000 personas que actualmente se encuentran en refugios improvisados ​​debido a las históricas inundaciones que devastaron la región.

Las fuertes lluvias caídas desde finales de abril provocaron inundaciones récord que causaron la muerte de al menos 155 personas en el estado de Rio Grande do Sul y dejaron aproximadamente un centenar de desaparecidos, según funcionarios estatales.

Aproximadamente medio millón de personas abandonaron sus hogares y más de 77.000 se encuentran en refugios públicos. 

Los científicos advierten que las inundaciones pueden tardar un mes o más en disminuir y que muchos residentes no tienen hogares a los que regresar.

El gobierno estatal está planificando estructuras temporales, con dormitorios individuales y baños, cocinas y lavanderías colectivas para miles de personas que ahora se refugian en escuelas, iglesias y estadios deportivos, informó el vicegobernador Gabriel Souza.

"Parte de esta gente, lamentablemente, no tiene adónde ir", explicó en una entrevista telefónica.

Muchos edificios públicos que sirven como refugios deberán volver a sus funciones normales, añadió, y los voluntarios que los atienden deberán retomar sus rutinas.

Souza declaró -a la agencia de noticias Reuters- que el Gobierno identificó ubicaciones en la capital del estado, Porto Alegre, y en las cercanas Canoas y Sao Leopoldo que cumplen con los requisitos para albergar las estructuras.

Las autoridades también están buscando al menos un lugar más con servicios en la ciudad de Guaiba, muy inundada.

De las aproximadamente 50.000 personas que se encuentran en refugios públicos en esas cuatro ciudades, el gobierno estatal estima que alrededor del 15% necesitará alojamiento a largo plazo en las estructuras temporales. 

La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) anunció la donación a Rio Grande do Sul de 108 unidades de una estructura temporal normalmente utilizada en los campos de 
refugiados.

Extracto y adaptación de un artículo firmado por Lisandra Paraguassu, para la agencia de noticias Reuters