“La respuesta es que yo cubrí los costos”, dijo el primer ministroBoris Johnson en el Parlamento Británico este 28 de abril luego de que le preguntaran si la remodelación en Downing Street se había hecho con recursos de David Brownlow, un donante del Partido Conservador. Pero la respuesta del premier no es suficiente para la Comisión Electoral, que acaba de abrir una investigación sobre la financiación de los arreglos en la residencia oficial del político. Según la institución, hay bases para sospechar que se cometieron irregularidades.

“Ahora estamos satisfechos con que hay bases razonables para sospechar que se pudo haber cometido un delito o delitos”, expresó la Comisión Electoral sobre la financiación de los arreglos del apartamento sobre el número 11 de Downing Street, donde reside Johnson. “Por lo tanto continuaremos este trabajo como una investigación formal para establecer si este es el caso”, añadió el ente.

El anuncio de la investigación llega a ocho días de unas elecciones locales en Inglaterra, así como en las asambleas locales de Gales y Escocia. Parte del escándalo ha venido de boca de su exasesor Dominic Cummings, su principal apoyo en la campaña por el Brexit y uno de quienes lo llevó a ganar la elección en 2019. 

Las relaciones entre los dos se rompieron abruptamente el año pasado y ahora Cummings dice que Johnson quería que los donantes pagaran secretamente por la remodelación de su apartamento. El exasesor dice que le respondió al primer ministro que esos planes eran “poco éticos, tontos, posiblemente ilegales".

Los señalamientos contra el primer ministro británico aluden no solo a los recursos y posibles excesos en los que habría incurrido para su residencia, sino además al manejo de la pandemia. El periódico 'Daily Mail' publicó el domingo una versión basada en fuentes no identificadas que relataron una conversación con Johnson en octubre, poco después de decretar un segundo confinamiento. Según las fuentes, el mandatario dijo: “No más malditos confinamientos, dejen que los cuerpos se apilen en miles”. 

En el Parlamento le preguntaron varias veces a Johnson si esas fueron sus palabras. “No”, dijo, “no usé esas palabras”. El primer ministro tiene una cartera pública de 30.000 libras esterlinas para cada año de mantenimiento y remodelación de su residencia oficial. Cualquier gasto por encima de esa cifra lo debe costear el mandatario y tiene que ser reportado.