Las últimas semanas no fueron fáciles para Roberto Piazza. Luego de sufrir tres fuertes caídas en Madrid, durante la tormenta Filomena, quedó con limitaciones para moverse y muchos dolores corporales. Y al regresar a Buenos Aires, se realizó un chequeo general en el Sanatorio La Trinidad de Palermo en el que descubrieron que tenía sus arterias obstruidas, razón por la que tuvo que ser intervenido y le colocaron tres stents. "Fue muy complicado lo que pasó; renací", asegura  en diálogo con Noticias Argentinas.

Ahora que lo peor ya pasó, el artista recibió el alta médica y se recupera en su hogar, ansioso por comenzar un tratamiento de rehabilitación para retomar sus compromisos laborales. "Estuve hasta ayer a las 15 en terapia intensiva. Me hicieron tres stents en el corazón porque tenía dos arterias del corazón tapadas que me lo descubrieron cuando me fui a ver por los esguinces que sufrí en España. Me dolía el pecho, pero se lo atribuía al frío, a la mala sangre y al estrés por todo lo que está pasando, pero no era eso. Creo que por cinco minutos más no me dio un paro cardíaco", relata Su cuadro era tan complejo que el equipo médico decidió hacer una parte del procedimiento el martes 13 y otra el viernes 16. "Me hicieron un cateterismo por la ingle izquierda, otro por la derecha y otro por la muñeca izquierda. Duele demasiado y el dolor es lo que más me molesta en este momento. El corazón lo tengo perfecto", asegura.

-¿Cómo sigue tu tratamiento?

-Estoy postrado, no me puedo mover porque estoy muy dolorido. Mañana me va a ver el Dr. Norberto Furman, que está trabajando junto al director de La Trinidad para analizar mi situación y ver cómo seguir. El corazón ya lo estoy tratando con un montón de pastillas que me mandó mi cardiólogo, Martín Fernández. Tengo que cambiar hábitos de vida, ver qué cosas puedo comer, las que no y por un año tengo que tomar medicación.

-¿Cómo te organizaste con tu trabajo?

-Doy indicaciones desde la cama. Estuve parado la semana que estuve en terapia intensiva, porque no tenía el celular, pero ahora tengo que seguir. Tengo mis escuelas de moda que funcionan muy bien de manera virtual; sigo trabajando con mi nueva colección, que algún día se va a presentar.

-En 2019 abriste tu boutique en Madrid, ¿Cómo sigue tu negocio en España?

-Llegué de Madrid el 4 de marzo de 2020, con un plan increíble de cosas que hacer, no solo acá sino que también iba a ir a México, a Los Ángeles, Madrid, Marbella y Dubai. Obviamente que no se hizo nada por la pandemia y estuve diez meses encerrado en casa y eso afectó demasiado a mi carácter y a mis proyectos. Tuve que cerrar el negocio de Madrid y mandar mis vestidos a un showroom con un representante, porque no valía la pena seguir pagando cuatro mil euros por mes de alquiler. Fuimos en diciembre y estuvimos cuatro meses para llevar todo a un depósito, sacar los muebles. Justo tuve los accidentes en la tormenta de nieve y decidimos volver para atenderme acá, porque allá no valía la pena quedarme.

-¿En la Argentina pudiste reactivar tu trabajo?

-Sí, mis escuelas funcionan perfecto. Mis clientas vienen una por día, respetando los protocolos, a probarse vestidos con la modista. La empresa sigue trabajando igual, más allá de la segunda ola. Pasó lo peor, que fue mi tema de salud, y salió todo mejor de lo que pensaba.

-¿Te quedó miedo a raíz de todo lo que viviste?

-No, nunca tuve miedo. Lo único que me molesta es estar inactivo y con dolores. Porque no solo es horrible, sino que me pongo de un humor insoportable, por eso prefiero mantenerme haciendo cosas, aunque sea con el teléfono. Quieto no me voy a quedar, yo sigo adelante.