En las últimas horas se viralizó en las redes sociales una vieja tapa de la revista Pronto, del año 2006, en la que se ve a una delgadísima Nazarena Vélez en la portada con el título: "Si muestro la cola, es para darle de comer a mis hijos". Y al verla, la actriz decidió hacer un profundo descargo en sus redes sociales, recordando que en su mejor momento laboral sufría una fuerte adicción a las anfetaminas.

"Me acaban de etiquetar en Twitter en una tapa que hice hace unos 15 años. De verdad, cuando la vi sentí tanta lástima por mí, porque se me ve tan enferma, con la cara demacrada. Flaca mal, se me notaba empastillada. Nadie se daba cuenta, nadie", empezó la mamá de Barbie Vélez en sus historias de Instagram. Y agregó: "La miro a la distancia y digo: 'Pobre mina, pobrecita de mí'".

Además, aseguró que desde los catorce años "contaminó" su cuerpo para pertenecer y poder trabajar en los medios de comunicación. "Está bueno poder decirlo y sentir piedad por mí, lástima. No siento que esté mal, porque sé que eso no lo quiero nunca más para mi vida", reflexionó y le pidió a sus seguidores que están atravesando experiencias similares que tomen conciencia.

Si bien hace tiempo Vélez pudo superar su adicción y aceptar su cuerpo, señaló que todavía hay muchos prejuicios en la sociedad sobre el cuerpo de la mujer. "Queda un largo camino parar erradicar para siempre la gordofobia que hay en este país", manifestó. Y habló de las consecuencias que su conducta le provocó en su salud: "No vale la pena enfermarte y que te quede un soplo en el corazón, como me pasó a mí, que se te disparen las tiroides para cualquier lado, solo para que no te critiquen o para pertenerce a la elite de 'les flaques'".

En julio de 2020, Naza habló del inicio de sus problemas alimenticios en una entrevista con Noticias Argentinas. "Empecé a laburar a los 14 y ya me decían que era muy culona y que tenía que bajar de peso, cuando pesaba 50 kilos y medía 1,72... ¡Una locura! Desde ahí hasta hace seis años o siete que dije basta, vivía preocupada por el peso. Y estuve a punto de morirme por tomar anfetaminas por las exigencias que tenía con mi cuerpo, por el qué dirán, porque cuando estaba más flaca era cuando tenía más trabajo. Hace unas semanas cuando vi que me criticaban porque engordé seis kilos en la cuarentena dije: '¡Son todos unos boludos!'. No aprendemos más, pero a mí no me importa lo que me digan", declaró, aliviada por el cambio que le dio a su vida.