Perdió la cuenta en la cantidad de novelas que trabajó, pero el público tiene muy presente la versatilidad que ha mostrado en la pantalla chica, para convertirse en el villano más malo, en loco o en un hombre noble que solo busca amor, como Chacho, el personaje que interpretó durante 2021 en La 1-5/18. Y luego de los estragos que causó la pandemia en el ambiente artístico, Maxi Ghione se prepara para volver a subirse a las tablas.

El 11 de agosto, el actor debutará junto a Claribel Medina en Las tres vidas de Oswald, una comedia dirigida por Christian Ortiz en la que no solo se encontró con un texto interesante, sino que descubrió un grupo humano que lo hace sentir muy cómodo. "Estoy muy feliz de haber conocido este puñadito de personas donde me siento protegido. Se ha hecho como una mini familia, tanto de la producción, como el Cristian Ortiz, el director, la asistente de dirección, Carolina "Benson" Forlenza... y con Claribel nos divertimos", cuenta en una entrevista con Noticias Argentinas.

La obra -que se presentará todos los jueves en el teatro Premier, ubicado en avenida Corrientes 1565, y los fines de semana saldrá de gira por el país- cuenta la historia de Osvaldo (Oswald), un hombre de clase media que se cruza con tres mujeres que le sacuden su estructura. Tres amores, tres perfiles distintos, tres vidas para Osvaldo que no están ajenas a los cambios inesperados y, quizás, de un destino escrito. "Mi personaje es bien argentino, un hombre de clase media que por momentos no tiene trabajo, por otros tiene un buen trabajo; tiene esa incertidumbre. Y en el plano amoroso, busca seguir intentando", explica el actor.

Maxi Ghione: "Cuanto más me parezco a mis personajes, más me cuesta interpretarlos"

Y revela una de las claves para compenetrarse con cada papel que le toca interpretar: "Siempre busco un punto en común con mis personajes y con Oswald, es el romanticismo, porque es un romántico empedernido. Porque si bien lo ha intentado tres veces, sigue intentado. Yo me he casado dos veces, me falta una (se ríe). Si sale mal, lo seguiré intentando hasta que salga bien; si sale bien, será la ultima... Siempre hay que insistir, porque yo creo que el amor es la base de todo".

¿Tenías ganas de hacer teatro?

-Tengo un taller de actuación y estoy preparando la muestra anual que será en noviembre. La verdad, no me había planteado hacer teatro, pero Mauro García Barbe, que está a cargo de la música, nos unió con Maxi Suárez, el productor. Me lo propuso, me dio el libro; me sonreía cuando me leía y la segunda vez ya me reía a carcajadas... era para mí.

Durante mucho tiempo te tocó interpretar villanos, pero el año pasado tu personaje en La 1-5/18 tenía un registro más tierno y romántico.

-Sí, Chacho fue el personaje que más me costó hacer en mis 27 años de carrera. Cuanto más me parezco a mis personajes, más me cuesta interpretarlos. Se me hace difícil cuando tienen elementos biográficos míos, es más fácil cuando no tengo nada en común, pero siempre me divierto. Por ejemplo, cuando me toca ser malo, trato de hacer villanos queribles o graciosos.

¿Por qué te cuesta cuando tenés similitudes?

-Cuando me toca hacer un asesino, puedo jugar, porque nunca mataría. Vuelvo a ser niño y me la creo. Pero cuando los personajes tienen que ver conmigo, es más difícil porque me estoy exponiendo, me veo al descubierto y ese cohíbe e inhibe. Yo soy una persona muy insegura e introvertida, que tiene que ver con una personalidad dispersa generado por una otosclerosis, que es una enfermedad que me descubrieron de chico y me provocó una sordera. Eso me ha hecho retraído, quedarme apartado por no oír. No siempre sabés donde estás parado y hacia adónde vas.

¿Cómo manejás esa inseguridad con tu trabajo, que implica mucha exposición?

-Trato de cambiarle a los personajes los puntos que me tocan muy de cerca, porque son dóciles. Los actores jugamos a ser psicólogos de nuestros personajes, le generamos una biografía y los psicoanalizamos. Por suerte, no pasa nada por mala praxis (se ríe). En mi caso, siempre fusiono los sentimientos más profundos del corazón con los juegos más sutiles de la inteligencia. Esa para mí es la tarea del actor.

-En noviembre de 2020 te operaste del oído derecho y recuperaste el 80% de la audición, ¿Cómo cambió tu vida?

-Fue una operación de cuatro horas, a cargo del doctor Fernando Diamante, y tuvo mejores resultados de los que esperábamos. Sigo con un audífono en el oído izquierdo porque para operarme, tengo que tener un bache de dos meses para estar tranquilo en la recuperación. Después, sigo igual que siempre, organizando reuniones en mi casa, con muchos amigos. En mi trabajo, siempre me sentí incluido y todos estuvieron dispuestos a ayudarme, sobre todo porque en mis inicios leía los labios. Después en 2006, cuando nació mi hijo, empecé a usar audífonos y ahí tuve que aprender todo de nuevo. Porque manejaba sin escuchar, por ejemplo. Ahora no fue tan chocante el cambio, más allá de que ya no uso uno de los aparatos. Yo estoy muy agradecido, por mis amigos, por mi familia y por mi carrera.