Con una larga trayectoria como actriz, humorista, bailarina y conductora, en 2021 Laura Oliva se animó a llevar a los escenarios El recurso de Amparo, su primer trabajo como dramaturga. Con dirección de Javier Daulte y un elenco destacado, la obra plantea un juicio imaginario de Ofelia (Gloria Carrá) contra su madre Amparo (Mónica Raiola), a quien se la acusa de haber causado la temprana muerte a su otra hija, Elizabeth (Magela Zanotta) por el maltrato que ejerció durante su niñez.

Para darle forma a esta historia, en la que aparecen distintos testigos con testimonios que no coinciden, Oliva tomó algunas cuestiones de su vida privada, como la muerte de su propia hermana y una relación tirante con su mamá, y como resultado final obtuvo un material en el que no solo aborda temas que durante mucho tiempo fueron considerados sensibles como la maternidad, el rol de la mujer y la lucha contra las imposiciones de la sociedad, sino que funciona como disparador para los espectadores que se acercan cada martes al Centro Cultural 25 de Mayo.

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-Después de tantos años de carrera en los que prácticamente no expusiste tu vida privada, más allá de que estuviste muy expuesta en los medios, ¿cómo te animaste a exponer una historia tan íntima y profunda?

-No es lo mismo trasformar experiencias, que no importa si son reales o no en un hecho artístico, que exponer la vida personal. Lo sentí más bien como la utilización de ciertos disparadores para crear una ficción, porque finalmente un relato siempre es ficción porque es la mirada de uno; que enfoca en ciertos lugares y en otros, no; que puede coincidir con la de otros o no. Una vez que lo vivido o lo que uno tiene en la cabeza se manifiesta a través del lenguaje, claramente se transforma en un relato y todo relato es ficción. Así que no lo tengo en mí como dos hechos que pueda comprar lo que cuento en una nota y los acontecimientos que tomé como punto de partida en El recurso de Amparo.
- ¿Plasmar tu experiencia o tomarla como punto de partida en la obra ayuda a exorcisar o a manejar esos dolores que te marcaron?

-No, no es un ejercicio de exorcismo, catarsis ni tampoco tiene que ver con curar heridas, eso se hace en otros ámbitos como la psicología y la terapia. Yo viví el proceso de la obra como un hecho artístico, algo que tenía que ser un tema universal que impactara o interpelara a todos por igual, se sintieran representados o no en la historia. Creo que más allá de los acontecimientos puntuales, aborda temas universales que tiene que ver con el instinto materno, con el rol de la mujer dentro de la sociedad y de la crianza, con distintos puntos de vista dentro de un mismo hecho... muchas cosas que no necesariamente tienen que ser personales y no importa si lo son.

-El recurso de Amparo hace foco en lo que se espera de una mujer y de la maternidad, ¿fue más fácil plantear un vínculo por fuera de “lo esperado” dado el contexto social?

-Meterse con estos temas siempre es difícil y crea resquemores. Es meter el dedo en la llaga o iluminar un cono de sombra, que sigue siendo un tema difícil de tocar. Por supuesto, los tiempos han cambiado y creo que hoy por hoy la gente está más receptiva a, al menos, pensar estos temas sin rechazarlos de arranque. En otro momento, la temática de la obra hubiera sido mucho más castigada, rechazada, pero no porque no sea un planteo válido, sino porque no se hablaba de esas cosas y ciertos estereotipos eran intocables. Una de las mayores virtudes de la deconstrucción es poder mirar todo e interpelarlo, incluso a los estereotipos más arraigados.
-En varias entrevistas contaste que hace más de 10 años sentiste que le tenías que dar un giro a tu carrera, ¿en la dramaturgia encontraste el camino que querés seguir de ahora en adelante?

-En su momento quería salir del formato de la comedia, que son los materiales que en general me ofrece como actriz, y empezar a abrir un poco el abanico y moverme en otro tipo de desafíos que tienen que ver más con lo dramático. No por lo dramático en sí, sino como contraposición a lo que en general yo transito o transitaba antes. La escritura siempre estuvo en mí como manera de expresión, pero que no había tomado ribetes de actuación como se dio con El recurso de Amparo.

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-¿Estás abierta a volver a hacer papeles más vinculados al humor o directamente ya cerraste un ciclo?

-Tendría que evaluarlo específicamente. Nunca meto los proyectos en la misma bolsa y los evalúo en particular para dar mi opinión. En estos tiempos que corren, es un privilegio siempre que te llamen y te convoquen. Jamás diría que no a una propuesta sin evaluarlo, pero soy un poco más dura con este tipo de materiales, o me cuesta más que me atraigan y verlos como un proyecto factible.


-¿Extrañas la televisión?

-No sé si la extraño, pero es un medio que me fascina y que me gusta hacer. Siempre tiene que ver con el proyecto. A esta altura del partido, habiendo podido sostener mi carrera durante tantos años, por suerte, he llegado a un punto en la que la evaluación es a través de los proyectos y no de los medios. Si el proyecto me interesa, sea en cine, teatro, TV, o dramaturgia va a ser evaluado con expectativa, pero no tiene que ver con el ambiente en el que se desarrolle.