Gastón Cocchiarale: "No me gusta que el teatro baje línea, pero sí que genere una inquietud"
A los 30 años, acaba de estrenar una nueva obra de teatro, grabó una serie junto a Francella, su padrino artístico y referente, y también trabajará junto a Brandoni y De Niro.
Luego de muchos años trabajando en teatro y de haber participado en proyectos como El Clan (2015), Permitidos (2016) y Edha (2018), en 2019 Gastón Cocchiarale ganó popularidad de la mano de David Lowenstein, el personaje que interpretó en Argentina, tierra de amor y venganza (ATAV), una ficción que representó un golpe de suerte en su carrera. "Logró ponerme en el radar de la gente y eso es hermoso. Voy a estar agradecido toda mi vida", cuenta el actor, docente, productor y director de 30 años que atraviesa un presente laboral inmejorable.
Acaba de estrenar Tres en El Método Kairós, una obra de Pablo Bellocchio que protagoniza junto a Lara Crespo, Pedro Risi y Mariana Blanco Vitorero, bajo la dirección de Antonela Scattolini Rossi. "Trata algunos micromachismos que hay en las parejas, como el destrato, las formas, algo que hoy en día se está deconstruyendo. Son violencias que no están tan a la vista y que están presentes en todo tipo de vínculos", adelanta en un mano a mano con Noticias Argentinas. Y además espera el lanzamiento de El encargado, de Gastón Duprat y Mariano Cohn, junto a Guillermo Francella y próximamente iniciará el rodaje de Nada, una serie de los mismos creadores que tendrá como protagonistas a Luis Brandoni y Robert De Niro.
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-Tres se mete en un tema sensible porque cuando surgen estos cuestionamientos a las actitudes machistas, muchas veces generan rechazo.
-Exacto. Hace tiempo como actor que estoy involucrado en la lucha del feminismo, contando cuentos que me interpelan a mí desde la lucha de los hombres con los hombres. Esto de revisar algunas cosas para acompañar a las mujeres que van a marchar. Intento evaluar qué cosas he recibido como mandatos y estoy plagado de ellos. Vengo de trabajar en Jauría, que es una obra sobre una violación en manada y es un estadio de violencia superior; ahora, Tres y me voy involucrando en distintas capas de la violencia machista. Es un tema que involucra y me sensibiliza porque creo que el hombre se sentiría mucho mejor si se corriera de estos mandatos.
-¿En qué sentido?
-El hombre carga con ciertas mochilas como tener siempre laburo, ser proveedor, tener siempre el deseo sexual a flor de piel, ser el tipo que no llora, que puede con todo, que se la banca siempre.... ¡uf! Son un montón de cosas, de mandatos de tanta represión y humillante que por algún lado explota. Por eso me parece interesante meterme en este mundo desde un lugar de humildad, porque no es que me las sé todas. Quiero generar los mismos cuestionamientos que siento en el público.
-Mencionás a Jauría, que es una obra con un argumento muy fuerte, pero también dirigiste Esta es tan solo la mitad de todo aquello que me contaste, que tiene un contenido muy pesado ligado a la identidad y la etapa más oscura de nuestro país. ¿Moverte en este tipo de temas, repercute en vos?
-Me parece que la próxima obra que haga va a ser una comedia, porque necesito relajarme en algún momento (se ríe). Pero valoro y respeto mucho el arte que se ocupa de generar un vehículo cultural. La cultura invita a la reflexión, a revisar la realidad, lo que estamos viviendo. Me parece interesante poder hacer un trabajo que si bien tiene ser entretenido y divertido, pueda dejar un punto de cuestionamiento. No me gusta que el teatro baje línea, pero sí que genere una inquietud.
-En más de una oportunidad hablaste de los estereotipos en los personajes de ficción, algo que siempre se señala alrededor de las mujeres, pero los hombres también lo padecen. Es un planteo interesante y poco profundizado.
-Me gusta levantar esa bandera porque tiene que ver con la cultura. Crecí creyendo que por mi contextura física siempre iba a ser "el amigo del galán" o "el gordo que tiene problemas por ser gordo", nunca vi algo que me hiciera creer que yo podía ser alguien que seduzca a una mujer, que pueda salir del lugar del gordito divertido. Y como nunca lo vi, intento hacerlo yo. Hay cosas que no van más y la ficción tiene un poder muy grande socialmente hablando. Corriéndonos de los estereotipos de belleza, me encantaría que me cuenten la historia de un pibe de 30 años que vive en un monoambiente, porque los tiempos cambiaron. ¿Por qué no hablamos de cosas que estén cerca de la gente? Es la única forma de que la ficción crezca y cumpla el rol que tiene que cumplir.
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-¿Cuándo te diste cuenta de que podías hacer otro tipo de personaje, fuera de los estereotipos?
-Fue más tomar una decisión, saber que en un momento empecé a formar parte de una industria en la que tengo voz y voto y elijo levantar una bandera y hacerme cargo. Trato de dejar un poquito más allá de entretener. El arte tiene que dialogar con la realidad para que sea algo productivo, si no pasa eso, queda lejos. Pero creo que la ficción y el mundo está yendo hacía ahí.
-Participás de El encargado, la serie que protagoniza Guillermo Francella y que se va a estrenar en Star + y también vas a estar en Nada, liderada por Luis Brandoni y Robert De Niro. ¿Qué se siente haber pasado por tantos "no" a lo largo de tu carrera y llegar a estar al lado de actores tan reconocidos?
-Es fuerte y un honor. Estoy muy agradecido a Mariano Cohn y Gastón Duprat, dos directores que confiaron ciegamente en mí, porque yo llegué a El encargado por recomendación de Francella, no me hicieron casting ni una prueba. Y al toque, me ofrecieron esta nueva serie con Beto Brandoni. Les dije: "Con una sola escena con Brandoni yo ya estoy" y por suerte me dieron un papel muy lindo. Lo de De Niro no lo puedo confirmar, pero sé que es un rumor muy fuerte y me pone contento. Uno crece pensando que los sueños no se van a hacer realidad y estoy muy agradecido de tener esta continuidad. Si bien sé que me rompí el alma trabajando, hay muchos que también se esfuerzan y no lo logran, hay un factor de suerte y yo a los 30 años me puedo morir tranquilo.
-Alguna vez contaste que recurriste a Francella en un momento de frustración en tu carrera y al final terminó siendo una pieza fundamental en tu presente, ¿qué rol ocupa en tu vida?
-Yo lo siento como un padrino artístico. Guillermo fue quien me inspiró cuando todavía no lo conocía y me inyectó las ganas de ser actor. En la adolescencia no la pasé mal, pero sufría por la timidez, con el relacionarme con las mujeres y me frustraba mucho. Cuando veía algún programa de Guillermo, me hacía reír y me sacaba de los conflictos. Me parecía alucinante hacer lo que hacía. Con los años tuve el honor de hacer de su hijo en El clan, de Pablo Trapero, y yo pensaba que eso me iba a dar mucho ritmo en mi trabajo, pero no pasó. Me frustró mucho y Guille fue uno de los que me empujó, nos juntamos a tomar un café para contarme sus fracasos para ser exitoso. Eso me pareció muy lindo y me reconfortó, porque él comenzó a tener éxito a los 30, que es la edad que tengo actualmente. Y saber que me recomendó después de siete años fue muy emocionante y todas mis escenas son mano a mano con él. ¿Qué más puedo pedir?