Florencia Raggi: "Sufro por el nido vacío, pero reconozco que ahora tengo mucho tiempo para mi"
A los 49 años y con sus hijos Renata y Francisco iniciando su vida de adultos, la actriz se encuentra en su mejor momento laboral.
Florencia Raggi se encuentra en uno de sus mejores momentos profesionales. En medio de una época complicada para los artistas, debido a la pandemia, la actriz es una de las privilegiadas que no paró ni un minuto. Sin ir más lejos, mientras protagoniza Ella en mi cabeza en el teatro Metropolitan Sura junto a Joaquín Furriel y Juan Leyrado, y acaba de estrenar en los cines Noche americana, una película de Alejandro Bazzano que se grabó en Uruguay.
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Entre tantos proyectos, Flor se mantiene con los pies en la tierra y tiene presente que la carrera del artista tiene muchos altibajos. "Lo sé, lo viví y lo conozco. No me es novedoso y por eso estoy relajada. A veces se dan estar coordenadas y otra veces no. Son momentos", reconoce y asegura que se guía por su intuición a la hora de elegir sus papeles.
- En Ella en mi cabeza se tocan temas que le podrían resultar pesados a cualquiera y llevan al desgaste de la pareja pero te toca un personaje divertido.
-En tono de comedia está planteada la neurosis de Adrián (Furriel) que está hace diez años en pareja con Laura, mi personaje, mujer a la que ama y siente que no puede vivir más con ella pero tampoco puede vivir sin ella. Todo pasa en una noche de insomnio, en una lúcida alucinación nocturna en la que tiene en su cabeza a su mujer y a su terapeuta (Leyrado). Entonces vemos a la Laura que él se imagina y la que puede recibir y también a la Laura que es, que tal vez es distinta a lo que él está imaginando. Es el punto de partida para abordar lo que es un matrimonio de muchos años, con amores y desamores, inseguridad, fantasías. Se trata con mucha hondura e inteligencia y no deja de ser una historia de amor.
-Se los ve muy aceitados sobre el escenario, ¿cuánto tiempo ensayaron?
-Es obra de la dirección de Javier Daulte. Hemos ensayado casi dos meses, que es un buen tiempo pero no es muchísimo, pero por suerte llegamos bien, porque la obra necesita que esté todo aceitado por el ritmo que tiene la obra.
-¿Te gusta la rutina de hacer teatro?
-Sí, me encanta. La última vez que hice fue en 2019, antes de la pandemia. Lo disfruto muchísimo porque no es repetitivo. Hay gente que piensa que hacemos lo mismo toda la noche, pero no es así, porque nosotros estamos distintos, el público se renueva función a función, la conexión entre nosotros también es distinta, si bien se respeta un texto y una puesta, es un hecho vivo, una comunión con los que nos van a ver.
-Tuviste la suerte de volver a las tablas con protocolos más flexibles que los que hubo en 2020 y 2021.
-Por suerte sí. La sala está al 100%, con los protocolos muy controlados. Hacer teatro es seguro y está buenísimo volver a la actividad. Estamos todos con unas ganas de presencialidad enorme, porque eso vivimos como una fiesta el reencuentro entre el público y los actores.
-A la hora de aceptar esta propuesta, ¿influyó el poder encontrarte cara a cara con el público?
-Sin dudas. Influyó mucho que tenía ganas de ser dirigida por Javier Daulte hace años, yo ya había visto la obra y me encantaba poder estar al lado de Joaquín y Juan. El texto lo conocía, era una invitación preciosa y tenía muchas ganas de volver a hacer teatro.
-Venías de unos años sin teatro pero con mucho cine...
-Sí, vengo de hacer muchas películas. El año pasado se estrenó Maró, con Norma Aleandro y el jueves se estrenó Noche Americana, que es una comedia negra que empieza como una comedia romántica y termina siendo de suspenso, con un poco de thriller, con un director formado en España, el elenco argentino-uruguayo, todo de una calidad muy buena. Estamos muy contentos y esperamos que la gente se acerque al cine los primeros días para que siga. Estos días tuvo muy buenas repercusiones y está buenísimo, porque lo que más disfruto es contar un cuento entretenido para que la gente se aleje de sus preocupaciones y se meta en la vida de los personajes.
-Empezaste muy chica en el mundo del modelaje y enseguida te metiste de lleno en la actuación con papeles en los que pudiste mostrar versatilidad, ¿qué balance hacés de tu carrera?
-Para mí la clave es la perseverancia, el trabajo, el estudio, la paciencia, amor lo que uno hace y tomar buenas decisiones. Con eso me refiero a tener siempre presente el propósito que uno tiene con su carrera. Puedo decir que estoy levantando la cosecha de muchos años trabajados y con eso reafirmo que cuando uno trabaja con amor, las cosas salen.
-Hace poco dijiste en una entrevista que cerca de cumplir 50 te sentís mejor que a los 30. Vas en contra del mito de la juventud y la idea de que si no cumpliste tus metas antes de determinada edad, ya no lo podés hacer.
-Es que justamente lo que se necesita para sentirse más pleno es experiencia, haber superado errores y como bien decís es un mito. Cada etapa tiene sus cosas buenas y malas y en cada uno de nosotros está el poder descubrirlo.
-Esta etapa coincide con que tus hijos, Renata y Francisco -fruto de su relación con Nicolás Repetto- ya están grandes, ¿subrís el famoso síndrome del nido vacío?
-Vivo y sufro el nido vacío. Es difícil, es complejo, no es agradable pero es saludable. Justamente, ellos tienen que hacer su vida y están sanos, entonces me digo a mí misma que me tengo que concentrar en lo bueno, pero tengo añoranzas de cuando ellos vivían conmigo y eran chiquitos o me necesitaban más. Pero están bien, realizando su propio camino y es así.
-Más allá de lo doloroso, te debe dar más tiempo para proyectarte en lo profesional.
-Totalmente. Cuando ellos estaban creciendo estaba muy pendiente de poder estar presente todo el tiempo, ahora reconozco que ahora tengo mucho tiempo para mi trabajo y una libertad que está en mí poder disfrutarla.
-Con Nico pasaron toda la pandemia en Uruguay, él sigue allá y vos estás en Buenos Aires, ¿es posible mantener el amor a la distancia después de 27 años de pareja?
-Sí, en nuestro caso los movimientos nos nutren, rompen un poco la rutina y viene bien adaptarse a algo nuevo. Yo estoy yendo y viniendo porque estamos radicados allá, pero quería aprovechar para hacer teatro en la Argentina. Y como mis hijos no me precisan a diario, puedo moverme adonde sea.
-¿Tenés algún otro proyecto para este año?
-El año pasado filmamos la película El asistente en Montevideo, es una comedia negra y tengo muchas ganas de que el público la pueda ver.