El último año y medio, lejos de quedarse quieto por la pandemia, el Turco Naim Sibara se vio cargado de proyectos. Participo en Victoria, la primera "lockdown fiction" argentina, rodó dos películas -Esencial y Una sola noche- y no solo continúa con Poe y Cadillacs, los dos restaurantes que abrió junto a su compañera de vida, Emilia Attias, sino que se decidió abrir otro local, Corazón Delator, que se encuentra en plena preparación.

Y en tanta vorágine laboral y familiar, ya que con Emilia es padre de Gina (5), el artista oriundo de La Pampa marca un importante giro en su carrera. Lejos de los sketches humorísticos que lo llevaron a la fama, está dispuesto a descubrir una nueva faceta con el drama.

"Hice muchos años comedia porque cuando encarás algo, después te vienen trabajos de ese lado. Cuando actuaba en el conservatorio me gustaba hacer otras cosas y según mi ánimo iba a la comedia, al drama. Pero cuando creen que lo tuyo es la comedia, te dejan de llamar para lo otro", explica en una charla distendida con Noticias Argentinas.

Y aclara: "El drama tiene un montón de cosas lindas, pero lo popular es la comedia. Hay un viejo dicho de teatro que dice que a los actores la gente los ama, pero a los cómicos los adora, porque recordás con mucho cariño a quien te sacó una sonrisa".

-¿Cómo fue la experiencia de hacer cine estos últimos meses?

-Hermosa. Una sola noche la hicimos en junio con Emilia en Iguazú, con producción de Lagarto Films y la dirección de Luis Hitoshi Díaz. Ahora estamos en pleno doblaje de algunas partecitas, pero me tiene entusiasmado porque es una historia muy linda y creo que ya en un mes se va a poder ver en una plataforma oficial y tenemos ganas de que llegue a los cines. Por otra parte, Esencial, dirigida por Who, entró en el Festival de Monterrey. La grabamos encerrados en casa durante un mes con Emilia, Gina, nuestra hija, y el director. Fue muy loco, porque él se separó de su familia, es un apasionado por lo que hace. Nos convenció y lo hicimos. También trabajan Gastón Pauls, Candela Vetrano, Sabrina Garciarena y un gran elenco. Es una película hermosa, gratificante y esperanzadora. Porque es una pareja que a razón de tener que estar todo el tiempo conviviendo en la pandemia, en lugar de separarse, como la pasó a muchos, ellos se encuentran.

-¿Cómo es trabajar con Emilia, con más de 16 años en pareja?

-Cuando trabajamos no somos pareja, somos compañeros de trabajo. La gente de afuera mezcla las cosas, pero nosotros tenemos en claro nuestro oficio. Yo vengo actuando desde los 16 años y Emilia desde antes. Nuestra vida pasa por ahí. Me ha pasado compartir clases de teatro con parejas y para mí es algo normal.

-En tantos años juntos, han pasado por momentos de mucha popularidad y jamás protagonizaron un escándalo.

-Sí, no es que tengamos un perfil bajo. Cada uno lo lleva como puede o como sale y a nosotros se nos dio así. Nos gusta mucho lo que hacemos y lo vivimos de manera relajada. Cuando podemos actuar juntos, lo hacemos. Nos gusta compartir proyectos, como Huracán Films, la productora que armamos junto con Hugo Castrofau.

-¿Cómo surgió lo de la productora?

-Es un sueño que tuvimos toda la vida. Creo que a todos los actores lo que más nos gusta es hacer películas, son lo más difícil de hacer, lo más complejo, donde hay que trabajar con mucho detalle. Entonces es algo con lo que uno siempre sueña y apunto y cuando conocimos a Hugo, que hizo con Emilia La ventana blanca, congeniamos y empezamos a trabajar en estos proyectos. Ya pasaron tres años y por eso a fin de año decidimos empezar a filmar la película en Misiones. Es un camino que me llena de gratificaciones.

-¿Son otras las sensaciones que te genera esta película al haberla producido también?

-Sí, es como un hijito. Y todo lo que pasó en el último tiempo, la crisis, la pandemia, se traslada al proyecto. Estoy aprendiendo y siento que esta película es linda. No es una película con la que uno dice: "logré algo fantástico". Pero siento que vale la pena verla, por todo el esfuerzo que implicó. No es un tanque, es una película independiente.

-Este año también se estreno Victoria, la primera "lockdown fiction" argentina, en la que encarnás a un personaje agresivo que ejerce violencia de género, completamente distinto a todo lo que has hecho en tu carrera.

-Sí, es fuerte. En todo lo que hago le meto mucha energía. Y los que estaban con nosotros, durante el rodaje, nos dijeron que estaba buenísimo. A mí me dio un poquito de miedo porque me fui a algo muy real y no quería que piensen que pienso como mi personaje (se ríe). Me gusta que los que me ven se den cuenta de que puedo hacer otras cosas.

-Qué loco que después de tantos años en los medios todavía tengas que demostrar las cosas que podés hacer.

-Sí, soy inquieto por naturaleza. Siempre me pasó que no puedo mirar para atrás, no reconozco mucho lo que hice. Cuando me preguntan si estuvo buena mi carrera, respondo que no sé-

-¿Pero disfrutás el recorrido?

-Sí, me enfoco en disfrutar el momento. Soy muy intenso, para bien y para mal. Disfruto mucho pero todo el tiempo estoy haciendo cosas. No me doy cuenta que hace treinta años que estoy en los medios, pero para mí todavía no empecé. Siento que tengo que seguir aprendiendo. Sé las cosas que puedo hacer, cuáles son muy registros y soy muy autocrítico. Siento que haciendo cosas de humor, tengo un plafón de prácticas con el que puedo llegar a registros bárbaros, con el drama es otra película, porque te atraviesan los sentimientos.

-No vivís anclado en el pasado. Sin embargo, uno de tus trabajos más populares fue tu paso por VideoMatch, con los sketches de humor, y el público todavía los tiene muy presentes.

-Estuve 14 temporadas seguidas, creo que es algo único. En esos momentos era el programa más visto. No fui enojado ni peleado, a mí me sale fácil soltar porque me engancho con lo que viene. Cuando empezó el Bailando no quise seguir, a pesar de que Marcelo me había dicho que me quedara a ver qué pasaba, no me quería dejar sin trabajo. Pero después de tantos años tenía ganas de probarme en otras cosas. No servía para quedar relegado y limitarme a mirar lo que los demás hacían. Después volví un mes y no me gustó la experiencia. Sentí que era volver a algo que ya había cerrado y me volví a ir con la mejor onda. Tengo re buena onda con Marcelo, le tengo mucho cariño porque fue un tipo que de la nada confió en mí e impulsó mi carrera. Por eso estoy agradecido.

-¿Te diste cuenta de que a raíz de la pandemia la mayoría de los espectáculos que se montaron son comedias y vos te metiste a hacer lo opuesto?

-(Se ríe) Estoy re loco, pero es lo que tengo ganas de aprender bien. Nuestra carrera es infinita, tenemos la ventaja de que podés tener 94 como Clean Eastwood y poder estar dirigiendo, actuando y escribiendo una película. Es muy emocionante. No puedo hacer lo mismo que hacía cuando era joven, porque era más payaso, con otra electricidad. Me gustaría, más adelante, volver a hacer comedia, pero desde un lugar más canchero.