El crudo relato de Matilda Blanco sobre la desaparición de su padre
La asesora de moda contó detalles de cómo vivió la detención de su padre durante la última dictadura en la Argentina.
Matilda Blanco está trabajando como panelista de LAM por el mes de febrero y le toca hablar de temas relacionados con los famosos, pero también con la política. Y fue cuando hablaron de política cuando se angustió y se le vinieron recuerdos de un pasado muy triste que por primera vez decidió contar en televisión.
“Cuando se habla de la identidad siempre me viene a la cabeza todo lo que pasó mi papá. Lo tuve ausente pero lo pudimos recuperar, siempre me gusta contar más esta parte de la historia, la del final... Mi papá se llamaba Hugo Antonio, suena a telenovela. Éramos chicos nosotros cuando papá desaparece, cuando se lo llevan por cosas que tenían que ver... Para muchas amigas mías, mi papá es un héroe, porque ayudó a que muchas personas que estaban sufriendo o podían desaparecer en algún momento, pudieran salir del país", comenzó a relatar muy emocionada la asesora de moda.
“Yo era muy chica, tenía 9 años. Y mi papá de un día para el otro desaparece de mi casa. Lo buscamos, teníamos mucha gente cercana que empezó a averiguar. Muchos amigos y bueno... Pudimos dar donde estaba mi papá. Estaba en un centro de detención clandestina. Cuando él vuelve, había muchas cosas que no se contaban porque eran muy dolorosas y porque nosotros éramos muy chicos. Entonces con el tiempo pudimos enterarnos mejor. A mi mamá le contaba, pero ella ahora es grande y no hablamos mucho de esas cosas, tampoco. Sí puedo decir que mi papá fue un héroe y lo mejor fue recibirlo de vuelta. Mi papá no fue un tirabombas, fue un héroe. Él ayudó a mucha gente”, aseguró.
Matilda aún recuerda esa noche cuando se lo llevaron de su casa y es hasta el día de hoy que duerme con la luz encendida: “Se lo llevaron de mi casa. nosotros estábamos durmiendo. Tengo ese recuerdo, muy vago, pero lo tengo, porque mi mamá no quería que nos despertáramos. Yo me acuerdo de ciertas imágenes pero no me acuerdo de mucho más. Yo duermo con la luz encendida desde ese día”.
“Después lo trasladaron a una cárcel. En un momento pudimos ir a verlo, pero yo tampoco me acuerdo mucho de esos momentos. Pasó unos meses en la cárcel de Olmos hasta que fue absuelto de culpa y cargo, porque no había nada. Lo que tengo de bueno de ese momento es que mi papá me contaba que había podido enseñar inglés, que había gente que no sabía escribir y que pudo ayudarlos, que después trabajó en la biblioteca... Él nos contaba lo bueno de su detención. Y yo se lo agradezco mucho porque siento que no crecí con odio ni me quedaron las imágenes del horror”, agregó.
“Su vuelta a la vida cotidiana fue una cosa rarísima, porque pasaron casi dos años entre su desaparición y su detención. Así que fue como conocer de nuevo a mi papá. Entender cómo era, cuáles eran sus gustos, recordar y hacer memoria de lo que le gustaba, que nos gustaba ver películas juntos los domingos... Me genera mucha angustia discutir sobre política. Como pasaba en muchas familias, mi casa estaba dividida entre ultraperonistas y ultraradicales, pero todos pasábamos Navidad juntos y súper felices... Esto no se lo podía contar a nadie. Recién se lo conté a mi mejor amiga del colegio, Judith, cuando tenía 15 años. Fue muy difícil poder contárselo hasta que ella me ayudó a que yo se lo pudiera contar. Ella fue la primera amiga que se enteró de lo que yo estaba viviendo y de lo que nos pasó”, finalizó.