A un mes de su estreno, Iosi, el espía arrepentido se convirtió en uno de los productos más vistos de la plataforma Prime Video. Protagonizada por Natalia Oreiro, Gustavo Bassani, Alejandro Awada y un gran elenco, cuenta la historia de un agente del servicio de inteligencia argentino que se infiltra durante varios años en la comunidad judía para conseguir información que luego pudo haber sido utilizada para perpetrar dos de los atentados terroristas más grandes en Latinoamérica. Y Daniel Burman, director, guionista y productor, reflexionó sobre el rol que cumple la ficción.

"Es una responsabilidad enorme, porque si bien es ficción y entretenimiento, saca una materia muy delicada. No es la historia de los atentados, no intenta aportar una verdad a la Justicia; Iosi cuenta la mayor operación de encubrimiento de la historia, que sí fue real", explicó el diálogo con Maxi Legnani y el equipo de Todo por delante, en La 990.

"Hay muchísimos familiares todavía buscando justicia y hay una sociedad que merece verdad. Lo que está pasando hoy es que hay gente de 20, 30 años, empieza a descubrir que hace nada, y después de la democracia, tuvimos estos tremendos atentados, cómo se encubrió... se empieza a visibilizar algo que la sociedad decidió esconder", sumó.

Asimismo, señaló que "el impacto social que tuvo la serie pedía una segunda temporada" en la que el desafío será mayor. "La vara nos quedó muy alta y ahora el compromiso es aun mas fuerte por las revelaciones que contiene", aseguró. Más allá de la oscuridad del argumento, Burman brindó un análisis sobre la forma en la que el público recibe la serie: "Hay un goce lícito en redescubrir la propia historia, Iosi es un viaje de identidad, y creo que el espectador también redescubre qué nos pasó en los 90. Nos merecemos una reflexión que no sea solo la tapa del diario del día. Somos una historia, que es pasada pero también bastante reciente".

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 Sobre la realización de los 8 episodios de la primera entrega y el clima tenso que mantiene, Burman clasifica a la serie como "un género nuevo". "Es el thriller de espionaje en el tercer mundo", planteó y aseguró que en la Argentina este tipo de ficción suele ser "más precaria". "Hay mucha concentración, la tensión se construye plano a plano, algo va a suceder, está subyacente y esa construcción es milimétrica y se alimenta del género del espionaje", detalló el hombre que se animó a llevar esta historia a la pantalla tras leer la contratapa del libro homónimo escrito por Horacio Lutzky y Myriam Lewin.