"Cuando era chica me hicieron bullying y la pasé re mal", reveló Cecilia Dopazo en una entrevista con Jey Mammon en "Los Mammones" y explicó que durante su niñez la cargaban por usar anteojos y por su apellido. "Cuando era chica usar anteojos no era tan común como es ahora y entonces se la agarraban conmigo fuerte y lo sufrí muchísimo", agregó.

Además, recordó sus inicios en el mundo de la actuación, cuando tenía 19 años. "Yo quería ser actriz. Estudiaba teatro desde los 13 años, iba todos los sábados al taller de teatro. Me encantaba y no había tantas posibilidades como hay ahora", dijo y contó que convenció a su prima para que la acompañara al casting de "Clave de sol" en Canal 13, en el que quedó seleccionada entre 1200 chicos.

"Cuando entré a 'Clave de sol' entre cuando ya estaba en el aire hace un año y pico. Me colgué de la fama de los demás", comentó con simpatía y recordó que se incorporó al elenco de la novelo juvenil con Viviana Saccone y Walter Quiroz, a quienes conoció en el casting. Además, señaló que con Leo Sbaraglia, su pareja en la ficción, vivieron un romance en la vida real.

En referencia a su cambio de imagen, la actriz se mostró muy conforme con su nueva cabellera, ya que hace tiempo decidió dejar de teñirse y lucir sus canas. "¿Tenés pensado dejarte todo el pelo canoso?", le preguntó Jey. "Por ahora, sí", manifestó con seguridad. Días atrás, la actriz dio una entrevista en La Nación para promocionar su trabajo en "Radojka", la obra que protagoniza junto a Patricia Palmer" y explicó que su nuevo look tiene que ver con una nueva actitud ante la vida: "Tiene que ver con la aceptación y la liberación, pero me viene bárbaro para el personaje. Me tiño hace 25 años, cada diez días porque empecé a tener mis primeras canas a los 16 años. A los 22 años hice mi primera película y hasta ahí se me mezclaban un poco con el pelo. Para 'Tango feroz' me teñí de un color más rojizo que se usaba en los ’70; después filmé 'Convivencia' con otro corte, bien rubia; y para 'Caballos salvajes' estaba morocha. Fue difícil volver a mi color y para entonces ya tenía bastantes canas y tuve que seguir tiñéndome".

 Y agregó: "Decidí no teñirme más porque ir a la peluquería me resultaba de una opresión y una angustia tremendas. Realmente era de una esclavitud enorme. Ya en las últimas vacaciones, en enero de 2020, no quería perder un día en el hotel tiñéndome mientras mi familia se iba a disfrutar. Si te teñís, no te bancas ver crecer las canas porque después de varios centímetros, te sentís dejaba. Es toda una decisión de vida, de libertad, de terminar con esa esclavitud. Yo no me cuestionaba eso sino que sentía la obligación, no imaginaba que podía no hacerlo. No era aceptado y hasta era rechazado por la sociedad y ni hablar en mi trabajo".