Su verdadero nombre era Tim Bergling, pero se hizo conocido como DJ Avicii, nombre con el que con apenas veinte años conquistó la industria de la música electrónica con canciones como "Levels", "Wake Me Up", "The Nights" y "Hey Brother", entre tantas otras de sus creaciones que hicieron bailar a miles de personas en todo el mundo. Pero el contraste entre las emociones que el músico sueco producía en sus seguidores y las que él mismo sentía, con el paso del tiempo se hizo cada vez fuerte.

Porque la vida de Avicii estaba muy lejos de el estereotipo de las personas que se dedican a un género festivo. Más allá de ganar millones de dólares, de que las figuras más destacadas quisieran trabajar con él y ser considerado uno de los mejores de su generación, el joven sueco no tenía la vida resuelta ni mucho menos. Y el 20 de abril de 2018, cuando lo encontraron muerto en una habitación de un lujoso hotel de Mascate, Omán, su caso dejó en evidencia el lado más oscuro de la industria y las presiones de la fama.

Era un chico tímido, que no disfrutaba de ser el centro de atención, sabía que para estar sobre el escenario debía estar bien a nivel físico y mental y encontró en el alcohol un aliado para desinhibirse. “Si no tomo, me pongo cada vez más nervioso antes de tocar. El alcohol lo frena”, cuenta en "Avicii: True Stories", el documental sobre su vida que creó el cineasta sueco Levan Tsikurishvil.

Su adicción con el alcohol había desencadenado una pancreatitis aguda por la cuál debieron extirparle la vesícula biliar y el apéndice, pero en un principio, no estaba en sus planes parar para poder disfrutar del éxito que siempre había soñado. Sufría dolores crónicos, ansiedad y para controlar su adicción y aliviar su malestar comenzó a tomar opioides, que terminaron de empeorar su cuadro.

Consciente de que no estaba en buen momento, en 2016, Bergling anunció su retiro de las giras y las presentaciones en vivo por el estrés que le causaban. “Mi camino ha estado lleno de éxito, pero no exento de sobresaltos. Me he convertido en adulto mientras crecía como artista, he aprendido a conocerme mejor y darme cuenta de que hay muchas cosas que hacer con mi vida”, manifestó en un comunicado y aseguró que seguiría trabajando en el estudio.

Su música siguió conquistando los rankings de todo el mundo, pero alejarse de los escenarios no alcanzó para terminar con sus problemas. Y en medio de unas vacaciones con amigos, Avicii se quitó la vida a los 28 años al provocarse graves lesiones con una botella rota. "Nuestro querido Tim era un buscador, un alma artística frágil en busca de respuestas a las preguntas existenciales. Un perfeccionista que viajó y trabajó duro a un ritmo que lo condujo a un estrés extremo. Cuando dejó de viajar, quiso encontrar un equilibrio en la vida para ser feliz y ser capaz de hacer lo que más le gustaba: la música. Verdaderamente luchó con los pensamientos acerca de la relevancia, la vida, la felicidad. No pudo seguir. Quería encontrar paz", escribieron sus padres,  Klas Bergling y Anki Liden, en un comunicado que enviaron a la prensa.

"Descubrí cuando comencé a ganar dinero que realmente no lo necesitabaCuando tienes un exceso de dinero que no necesitas, lo más sensato, lo más humano y lo más obvio es darlo a las personas necesitadas", había dicho el músico en una entrevista y tras heredar una fortuna de más de 70 millones de dólares, su familia quiso perpetuar su espíritu solidario a través de la Fundación Tim Bergling. El objetivo principal era concientizar sobre la salud mental y la prevención del suicidio, pero con el paso de los años ampliaron su acción para trabajar sobre el cuidado del medioambiente, las especies en extinción y la gestión empresarial. Además, en 2019 salió a la venta "TM", el disco póstumo del artista sueco, y todas las ganancias fueron destinadas a la fundación.