Mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, buscaba encaminar la negociación por la deuda con el FMI en Washington, una nueva aparición de Cristina Kirchner hizo ruido entre los dueños del dinero.

"Todos sabemos que, en los plazos y tasas que se pretenden, no solamente es inaceptable, sino que no podemos pagar, porque no tenemos la plata para pagarlo", sostuvo la vicepresidenta.

Casi al mismo tiempo, el presidente Alberto Fernández le garantizaba al titular del Banco Mundial, David Malpass, que su gobierno honrará la deuda.

Las palabras de Cristina pesan cada vez más, porque el mundo observa cómo ha ido consolidando su poder en la alianza gobernante.

La vicepresidenta se preocupó por poner bajo sus alas casi todas las cajas relevantes del Estado, colocando allí a delegados propios.

El kirchnerismo ya maneja diez cajas del Estado con $ 6 billones de presupuesto, empezando por la ANSES, con casi $ 4 billones, y siguiendo por el PAMI, YPF, Aerolíneas y el Correo Argentino.

Son claros avances de los sectores ultra kirchneristas en toda la línea de poder, y eso explica la desconfianza del mercado.

Tanto así que el gobernador Axel Kicillof salió a aclarar, por si hacía falta, que su problema "no es caer bien en Wall Street, sino hacer obras que transformen la vida de los bonaerenses".

El Gobierno volvió a mostrar tropiezos en su objetivo de convencer al mundo de que busca normalizar su economía, por lo que el presidente Alberto Fernández inició un complejo operativo para tratar de disimular diferencias existentes en la coalición gobernante sobre la estrategia frente al FMI. .

Advertido sobre el ruido internacional provocado por las declaraciones de Cristina, el jefe de Estado buscó encarrilar la marcha de las negociaciones.

Consideró que "no existe contradicción entre Guzmán y Cristina. A lo sumo hay un modo diferente de decir las cosas".

El mandatario ratificó que el país no tiene forma de pagar el vencimiento de US$ 18.000 millones con el organismo del año próximo, explicó que por eso están negociando y hasta señaló que la nueva conducción del FMI tiene muchas coincidencias con la lectura económica de su administración.

Al respecto, destacó que el FMI "reconoce múltiples causas como determinantes de la inflación, y no solo el déficit fiscal y la emisión monetaria".

Y buscó enviar una señal conciliadora a los acreedores, al explicar que durante la pandemia la Argentina tuvo un "déficit fiscal importante", por lo que es necesario "ir reduciéndolo hasta acercarnos al equilibrio fiscal".

"Nuestro deseo es poder pagar en condiciones de desarrollo, de crecimiento. Nadie ha hablado de no pagar", aclaró, por las dudas.

Igual, nada puede hacer el Presidente para frenar el mayor motivo de desconfianza en los mercados: el avance del kirchnerismo duro dentro de su gobierno.

Se fue haciendo más visible en los últimos meses, con nuevos ministros y secretarios afines a Cristina ganando peso en las decisiones políticas.

Mientras estas tensiones se hacen cada vez más indisimulables en el frente político, el ministro Guzmán busca transmitir señales de confianza.

Dice que existen avances en la elaboración del programa que dará forma al acuerdo de Facilidades Extendidas para refinanciar unos US$ 44.000 millones.

Por las dudas, el Fondo aclaró que pensar en un acuerdo mayor a diez años es imposible, porque lo prohíben sus estatutos.

La Argentina quisiera negociar pagos a un plazo de 15 años: el propio presidente reconoció ese interés, pero por ahora no hay señales desde el organismo multilateral.

Estos cortocircuitos se producen en un escenario económico y social tambaleante.

Los últimos indicadores económicos y sociales son los peores en años, con caídas en el empleo, la inversión, el consumo y la producción.

La inflación se consolidó por encima del 3,5% mensual en el primer trimestre y hay desconfianza sobre la promesa de Guzmán de desacelerar el costo de vida en lo que resta del año.

Incluso, un dato del INDEC empuja hacia arriba esa proyección: los precios mayoristas subieron 6% y orillan el 50% anual, lo cual torna muy difícil encontrar especialistas que coincidan en la proyección de 29% de inflación realizada por Guzmán para este 2021.

Este lunes Alberto Fernández hablará ante Naciones Unidas sobre la necesidad de "aliviar" los pasivos y la liquidez de los países deudores.

Dirá que la Argentina necesita renegociar sus obligaciones, pero ratificará que el país quiere pagar sus deudas.