Para evitar conflictos de intereses, uno de los ministros preferidos del presidente Javier Milei, Luis Caputo, cerró su consultora financiera Anker antes de asumir en el Palacio de Hacienda pero llevó a sus colaboradores principales a posiciones relevantes dentro del organigrama del Poder Ejecutivo Nacional. 

La suspensión de las actividades de la lucrativa consultora de Luis Caputo y Santiago Bausili, actual presidente del Banco Central, no dejo sin actividad a Martín Vauthier, Federico Furiase y Felipe Berón que lo acompañan desde el BICE, el Banco Central y la subsecretaria de planificación productiva en el ministerio de Economía, respectivamente. 

A este Anker’s team se suma el empresario de la construcción, Martín Maccarone, quien ya estaba trabajando desde hace varias semanas, pero cuyo nombramiento y designación formal como funcionario se publicará en el Boletín Oficial los próximos días. 

El ingeniero industrial Martín Maccarone asumirá como uno de los tres secretarios de Estado que heredan la burocracia dejada por el alejamiento del ex ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro. 

El ministerio que condujo brevemente Ferraro, víctima de una purga en el centro del poder nacional orquestada por el propio Luis Caputo y por él, también caído en desgracia, ex jefe de Gabinete, Nicolás Posse, fue desmembrado y asimilado al ministerio de Economía que tiene tres secretarios coordinadores todopoderosos que reportan a Caputo. 

Juan Pazos, que conduce temas de industria, seguros y agroindustria, Daniel González, ex CEO de YPF, a cargo de los temas de energía y Martín Maccarone que manejará temas de transporte, hábitat y vivienda y la no menos importante área de obras públicas. 

Ahora bien, más allá de las nuevas funciones del ingeniero Maccarone y sus planes para la obra pública, hay que señalar que es uno de los constructores del Paseo Gigena en el barrio de Palermo, a metros del Hipódromo, donde se vende el metro cuadrado más caro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). 

El ejecutivo de Jorge Macri no le cobrará durante 8 años el canon a la concesionaria del Paseo Gigena. 

Un acuerdo que favorece ampliamente a la empresa BSD Investment para la que tanto Caputo y Bausili, desde Anker, armaron un fideicomiso que aportó la mayor parte de los fondos para financiar la mega obra que cambia la fisonomía del barrio de Palermo. 

Y, segun fuentes consultadas por NA, los buenos oficios del ministro Caputo con el ejecutivo porteño, permitieron destrabar la habilitación de la Ciudad para el funcionamiento del complejo que estaba jaqueado por un error garrafal de construcción. 

La gigantesca estructura de Libertador y Dorrego necesitaba de una estructura necesaria que evite daños sobre un caño maestro de AySA que ofrece su servicio de agua potable a toda la ciudad y sus alrededores. 

Cuesta entender como con, semejante nivel de inversión para una construcción faraónica puede pasarse por alto, que el edificio se montó sobre caños maestros que proveen de agua potable a 500.000 vecinos de la Ciudad de Buenos Aires.  

Es una pregunta que podría realizarse a Martín Maccarone, el empresario de la construcción que dirigió la empresa Coinsa, continuidad del Grupo Maccarone S.A. que dirigía Nicolás Maccarone, la empresa que construyó el Paseo Gigena. 

A pesar de las advertencias de AySA la construcción continuó y el terreno hiper codiciado por su privilegiada ubicación en la ciudad, frente al Hipódromo de Palermo, contiene un edificio visible de cinco plantas y tres módulos que la empresa AySA se negaba a habilitar por los riesgos que existen porque, debajo del paseo comercial proyectado, se ubican los caños de alta presión de agua.  

Los caños atraviesan en forma transversal un sector del predio donde se edificó Paseo Gigena. Según dos fuentes directas del caso, los riesgos de continuar con el escenario actual son altos, y si llegara a un eventual problema con las cañerías, el edificio podría sufrir daños importantes y, por lo tanto, también personas. “No se puede construir sobre caños maestros un edificio donde habrá tránsito de gente”, afirmó uno de los expertos consultados por NA. 

Al tiempo que la concesionaria comenzó a realizar una obra estructural que funcionó como un parche para solucionar la controversia edilicia con AySA, el ministro Caputo y su equipo negociaban con el Gobierno de la Ciudad de Jorge Macri la deuda de más de 600 mil millones que la Nación tiene con la Ciudad por la Coparticipación y que viene de la arbitraria administración de Alberto Fernández.  

Las obras y las negociaciones por el paseo palermitano parecen haber ido “viento en popa” aunque para los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires signifique un perjuicio. 

En un principio el Jefe de Gobierno, Jorge Macri se opuso a los planes de su antecesor en el cargo, Horacio Rodríguez Larreta, que buscó solucionar el problema moviendo el caño maestro y dejando fondos millonarios en el Presupuesto 2024 para solucionar el problema. 

Macri no quiso pagar cerca de 3.000 millones de pesos que demanda el proyecto pero la ex secretaria de Obras de la CABA, Manuela López Menéndez, resolvió hacerlo y comprometió a la ciudad con la obra.  

De allí que la actual gestión de Jorge Macri deslinde responsabilidades por esta cuestión en la anterior administración de Horacio Rodríguez Larreta. 

El predio de Palermo quedará durante dos décadas en manos del inversor privado y, si bien los concesionarios tenían previsto abonar mensualmente 200.893 unidades de compra, el equivalente a 62 mil dólares, o el 7% de lo recaudado como canon, según eligieran los funcionarios de la CABA, el acuerdo que finalmente se cerró, incluye que la concesionaria no pagará el canon durante ocho años. 

El documento fue suscripto por AySA, la compañía desarrolladora BSD, dirigida por Pablo Ludmer y Matías Hodara y el gobierno porteño. En el equipo de Jorge Macri aseguran que solo cumplieron con lo firmado por la gestión anterior de Rodríguez Larreta.