Sergio Parra es un productor de tabaco de Salta, que a través de su cuenta de Twitter va expresando los sinsabores que le deja la cosecha, y grafica el crecimiento (o poco crecimiento) de su plantación de tabaco.

Las inclemencias climáticas que azotaron la campaña ponen en riesgo gran parte de la cosecha y los productores resisten como pueden. Si bien los granos de soja, maíz y trigo se llevan todas las luces del problema de la sequía, hay otras economías regionales que también se encuentran en riesgo.

La extensa sequia desde marzo, sumado a heladas hasta entrado noviembre y ahora altas temperaturas combinadas con violentas tormentas de granizo y muy poca agua, son un combo letal para los productores de tabaco que ven como las hojas no crecen y el rendimiento se pierde a medida que pasan los días y se acerca el tiempo de cosecha.

Mientras Noticias Argentinas le consulta por la situación general del sector en Salta, está sentado frente a sus cultivos y relata como unos kilómetros más al fondo se desata repentinamente una tormenta de viento y granizo. “Tenemos una tarde para el olvido, es la segunda tormenta que se arma en el día con granizo y viento, pero sin lluvia”. “Llevamos semanas así, son tormentas que duran 15 minutos, se arman y se desarman enseguida, pero al que le toca le destroza hectáreas, a los dos minutos sale el sol y como que nada pasó.  Son piedras solas casi sin agua caen 7 u 8 mm nada más, ni para humedecer el suelo” grafica.

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El productor de 42 años nacido en Cerrillos que cultiva tabaco desde los 18 años siguiendo a su padre, indica que nunca vivió una sequía tan profunda: “Encadenamos una campaña terrible. Cayó granizo en el tabaco en enero y febrero de 2022. Después sembramos chía para rotar la tierra y el 15 de marzo cayó una tormenta de granizo tremendo que no nos dejó nada. En junio se heló todo casi a diario hasta noviembre y pasamos de eso a días de 38° que no son normales en la zona”. “Estamos a 1600 mts sobre el mar, no debería hacer 38° acá”, reflexiona mientras asegura que las temperaturas y los hechos climáticos son cada vez más extremos…

Según su control de humedad y registros de lluvias, la última lluvia fue el 15 de marzo con 160 mm y nunca más llovió bien. A lo que se refiere por que llueva bien es a una lluvia en la que corra el agua por la tierra, de unos 35 a 40 mm que mojen y aporte humedad al suelo. “Acá desde marzo nunca más llovió. Cayeron 78mm desde marzo a hoy cuando por promedio deberían haber caído 450 o 500 mm. Le están faltando al suelo unos 400 mm de lluvia”, concluye.

La época de lluvias fuertes se da de mediados de noviembre a fines de marzo. Está promediando enero y aun no hay novedades de lluvias persistentes. “En diciembre me cayeron 26 mm cuando el promedio es 150, en enero mi promedio es 200 mm y llevo 7. Nada”, sentencia.

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El productor explicó que el tabaco tiene un ciclo de cultivo donde se siembra en septiembre y en diciembre la planta desflora para que crezcan las hojas, que es lo que se vende. “A esta altura ya está todo desflorado, no hay brotes nuevos, y las plantas tienen con suerte la mitad de las hojas y con crecimiento magro, así que lo que se dañó ya está, y  la temporada se perdió”.

Advierte que si lloviese ahora “puede mejorar lo poco que hay, pero ya es tarde. Ojalá que llueva para los cultivos que vienen, para recuperar lo que perdimos.  Que llueva para que lo poco que queda de tabaco se pueda cosechar dignamente”.

A estas alturas según sus previsiones, un 40% de la cosecha estimada está perdida. “Claramente con el 60 que quede habrá que pagar costos, salir a cubrir la diferencia, y financiar la próxima campaña”, cuenta desesperanzado.

“El problema es que si no llueve se va secando la hoja y la calidad es muy inferior a la necesaria y es muy liviana. Lo cual es un problema ya que se vende por kilo. El tabaco está pesando la mitad de lo que debería porque la hoja no se desarrolló y no llegó a su tamaño”, aseveró.

Parra aseguró que el tabaco tiene un ciclo de madurez que no lo cumple por falta de agua. “Deberíamos cosechar en marzo y ya estamos levantando antes que se termine de quemar. Terminando un mes y medio antes. La realidad es que cuanto más está en la tierra se va cargando más la hoja, con más cuerpo, más peso y sigue engordando la hoja, pero como no tiene con que engordar, se va secando y se cae”.

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“Hoy el 50% de mi campo está secándose con el tabaco y el otro 50 % del campo está vacío porque no puedo ni sembrar la chía. Nos quedan 15 días para poder sembrar, pero sin humedad difícil”, detalló para dar cuenta de la dramática situación que atraviesa.

“Nadie dimensiona lo terrible de la sequía. A mitad de año se van a dar cuenta cuando no estén las toneladas necesarias de granos para la exportación y las retenciones”, se queja.

La industria en Salta es la segunda generadora de mano de obra, detrás del estado provincial, emplea entre 23.000 y 25.000 personas. “La acción social del cultivo en el trabajo en la provincia es importantísimo, mucho más quizás de los números finales que pueda aportar al fisco”, concluyó.