El Directorio del Banco Central llevará a cabo este jueves su habitual reunión semanal, que en esta oportunidad concentra una especial atención ante la posibilidad de que decida una nueva suba de la tasa de interés.

La inflación de 7,7% que informó el INDEC para marzo deja sin mucho margen de acción a la autoridad monetaria, que debe cumplir con una de las principales premisas del acuerdo con el FMI que es la de mantener una tasa de interés real positiva.

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Luego de haberla sostenido durante seis meses (del 15 de septiembre de 2002 al 15 de marzo de 2023) en 75% la entidad a cargo de Miguel Pesce debió subirla al actual 78% cuando en febrero la tasa de inflación había sido de 6,6%.

El nuevo escalón inflacionario de marzo obliga al BCRA a tomar una nueva decisión porque además las señales a futuro no muestran una desaceleración en la tasa de inflación.

El dato más sensible es que la inflación núcleo de marzo (aquella que despeja de factores estacionales) también mostró un alza de 7,7%, lo que indica que el piso de la suba de precios para los próximos meses también es alto.

Para que la tasa de interés sea positiva el incremento debiera ser hasta el orden de 94%, valor que no parece posible que se alcance en esta revisión.

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Las especulaciones hablan de una suba máxima de 5 puntos, que en ese caso dejaría la remuneración de los plazo fijo por debajo de la inflación proyectada para abril y mayo.

La decisión es sumamente delicada porque al subir la tasa se encarece el crédito sobre toda la economía enfriando aún más la actividad que se encuentra en retroceso.

Pero no hacerlo, o hacerlo en un porcentaje insuficiente para el mercado, puede alentar a una salida de depósitos ya que ante la pérdida de poder adquisitivo los inversores pueden verse tentados a buscar dolarizar sus tenencias.