Economistas coincidieron en señalar que el Banco Central (BCRA) decidió no aumentar las tasas para evitar presionar sobre el alto nivel de inflación y con el objetivo de frenar la emisión monetaria y no afectar aún más la actividad económica.

Pablo Besmedrisnik, director de VDC Consultora, encontró tres motivos por los que el BCRA no subió la tasa y señaló que "por un lado la realidad del BCRA tenía la necesidad para calmar el mercado cambiario, pero su límite es el déficit cuasi fiscal que genera, porque se vería obligado a más emisión de dinero, lo cual alimenta la inflación.

En declaraciones a Noticias Argentinas, el economista explicó que "es razonable que el Central quiera dar confianza en que la inflación se va a desacelerar aunque sea limitadamente, y aumentar la tasa convalidaria una inflación creciente, aunque tenga pocas herramientas para limitar ese crecimiento".

"En menor medida y también por cuestiones políticas, subir la tasa afectaría el nivel de actividad económica, y las empresas están bastante golpeadas como para agregarle más carga financiera, que complicaría las cosas".

Por su parte, el economista jefe de la consultora PPI, Emiliano Anselmi, señaló que "a pesar del dato de inflación récord de agosto de 12,4%, y que en septiembre es probable que de 11%, las mediciones de alta frecuencia muestran que la inflación semanal está bajando".

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En tanto, Sebastián Menescaldi, director de Eco Go consideró que "no va a moderar la inflación porque suba la tasa, y sí va a deteriorar el balance del BCRA si aumenta la tasa se complica con el tema del pago de los pasivos remunerados y eso es lo que tiene que controlar, no tiene sentido, es pegarse un tiro en el pie".

Menescaldi añadió que "hay $19,8 billones de pasivos remunerados, nivel cercano al máximo alcanzado en marzo de 2018, cuando se llegó a $20,8 billones a precios de hoy".

El economista Lautaro Moschet, de la Fundación Libertad y Progreso, coincidió en que "una suba en la tasa de interés hubiese implicado un aumento en la deuda remunerada del BCRA; por lo tanto, agrandaría al déficit cuasifiscal".

Federico Glustein, economista y docente, coincidió con Moschet en que "posiblemente no subió la tasa para que no impacte en la actividad".

Dijo que un alza de la tasa "será peligrosa a corto mediano plazo porque hoy necesita emitir una base monetaria cada 3 meses y medio, se va a tornar insostenible, sobre todo, pensando que se puede espiralizar la inflación, y eso derivar en una necesidad permanente de emisión y tasa".

En tanto, la economista Natalia Motyl estimó que tras el dato de inflación de agosto el BCRA "debería subir la tasa de 118% TNA a "144% anual para que quede en 12% efectiva mensual" en línea con la inflación.

La analista estimó que "subir la tasa tiene varios efectos nocivos", al señalar que impactaría negativamente "sobre la actividad económica, que viene con dificultades por la inestabilidad macro y la falta de disponibilidad de dólares, y la caída del consumo".

Motyl añadió que "un aumento de la tasa encarece más el crédito para las familias, tanto por el costo de los préstamos bancarios como el que se paga al financiarse con tarjeta de crédito, y para las empresas".