Finalmente ha terminado el 2022. Con más penas que glorias se ha ido un año donde los problemas económicos e institucionales han vuelto a destacarse.

En materia institucional, la sentencia a la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, y el accionar del Fiscal Diego Luciani como eje de las acusaciones han dejado una esperanza sobre las espaldas de un sistema judicial cuestionado y que muchas veces se ha movido detrás de los diferentes vientos políticos. Esta condena ha sido histórica: se logro condenar con este fallo a una Vicepresidente de la Nación en ejercicio de sus funciones.

Como contrapartida, los embates del oficialismo al Poder Judicial y la negativa del propio Presidente de la Nación a cumplir con la medida cautelar impuesta en virtud de la disputa que el gobierno nacional mantiene con la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación federal, han puesto de manifiesto las debilidades institucionales y la inmadurez republicana por la que hoy transita la Argentina.

En el mero plano económico, los datos con más que elocuentes. El dólar, esa gran foto que usamos los argentinos para darle una primera lectura a la actualidad económica, se ha despedido del año 2022 con una semana en la cual logró superar sus propios récords: habiendo llegado a cotizar en torno a los $360, finalmente logro cerrar el último mes del año en $346. Esto implica que el mismo se ha movido un 66% desde el comienzo del año, dejándonos como primicia siguiente inquietud: ante una inflación cercana al 100% probablemente el billete verde aun tenga muchísimo camino por recorrer de aquí en adelante.

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En materia inflacionaria tampoco ha sido un periodo para destacar –en tal caso ha sido uno en el que recordaremos por haber vuelto a niveles inflacionarios que no veíamos desde hacía algo más de 30 años -. En diciembre de 2021 la inflación fue del 3,8%: para este diciembre se espera que ronde el 5%. Hace doce meses, la inflación interanual era del 50,9%: hoy se encuentra cercana a las tres cifras. Además, en términos de expectativas inflacionarias vale decir que el BCRA ha empeorado su balance drásticamente: los pasivos remunerados pasaron en un ano de los 4,8 billones de pesos a algo más de 10 billones. Incluso hoy la tasa de interés que pagan asegura que ese número probablemente se duplique durante el 2023, lo que garantiza una brutal emisión monetaria para los tiempos que vienen.

El empleo se ha mantenido estable, aunque la precariedad y el nivel salarial han empeorado. La falta de inversión y las dudas en lo que vienen han sido determinantes para seguir sufriendo la no creación de empleos de calidad, tal como lo venimos padeciendo desde hace más de una década.

Esperemos que finalmente el año que comienza nos invada de sentido común y que la dirigencia política se ponga a la altura de un país que agoniza mientras pide a gritos que demos paso a una real apertura al mundo, al respeto total por nuestras instituciones y a las reformas estructurales necesarias para comenzar de una vez por todas un camino de crecimiento que nos permita en algún momento levantar las copas y brindar por lo que finalmente hemos podido lograr: tener un futuro digno para todos los argentinos.