Los temores sobre un abandono de la prudencia fiscal observada en los primeros meses del año no tuvieron que esperar hasta el segundo semestre para concretarse en los hechos, ya que los números de junio demostrarían que el “desajuste” ya comenzó, de acuerdo con el último informe de la consultora Invecq.

“Junio representa un quiebre de tendencia que, con seguridad, se profundizará en los meses siguientes”, pronosticó la entidad, en base a los menores ingresos previstos por derechos de exportación y el Aporte Solidario Extraordinario, además de un mayor gasto en el tramo decisivo de la campaña electoral.

Respecto al cambio de tendencia, Invecq detalló que en el mes pasado “los ingresos totales cayeron 4%” en términos reales respecto de los de junio del año pasado, en tanto “el gasto total creció 3%, el gasto primario creció 13% y crecieron tanto el déficit primario como el déficit total”.

Esas evoluciones marcan una drástica modificación en relación con los datos de los primeros cinco meses, en los que se registró no solo una esperable mejora respecto del mismo período de 2020 (marcado por la caída de los ingresos y la suba del gasto por la emergencia de la pandemia) “sino también en relación con el 2019, el último año de la gestión de Cambiemos y el que cerró con el menor desequilibrio fiscal desde 2013”. De todos modos, la consultora dirigida por Esteban Domecq advertía por entonces sobre “la baja probabilidad de que dicho ajuste fiscal pudiera mantenerse en el tiempo”.

No hubo que esperar hasta el segundo semestre: aseguran que el “desajuste fiscal” ya comenzó en junio

“Hoy, con los números del primer semestre, confirmamos aquello de que ‘una golondrina no hace verano’ al identificar que las finanzas públicas han comenzado desde junio un nuevo ciclo de desajuste en relación con el 2019”, puntualizó.

En lo referente a los ingresos, la entidad consideró “muy probable” que el quiebre de tendencia de junio “se profundice en los próximos meses”, luego de haber pasado “el momento de fuerte recaudación vía retenciones y desaparecido los ingresos del impuesto a la riqueza”, que en junio “fueron superiores a los 100.000 millones de pesos” y ya no se plasmarán en el resto del año.

Por otra parte, Invecq apuntó que “gran parte del ajuste que se identificó en los últimos meses fue responsabilidad de la licuación de partidas relevantes como las de jubilaciones y pensiones y los salarios públicos”.

“Dado el diseño de la fórmula de movilidad jubilatoria, es probable que en junio hayamos visto el piso de este gasto y que desde aquí en más comience a incrementarse a un ritmo más acelerado que el de la inflación”, indicó. Asimismo, “a los aumentos regulares por fórmula se suman (y probablemente continuarán sumándose) bonos como el que se pagará en agosto, que implica un gasto de aproximadamente 30.000 millones de pesos”, señaló.

No hubo que esperar hasta el segundo semestre: aseguran que el “desajuste fiscal” ya comenzó en junio

En cuanto a los subsidios, Invecq advirtió que la partida “ya venía ‘desajustada’” con un crecimiento real del 100% en comparación con 2019. En ese sentido, aseveró que “el congelamiento de tarifas llegó para quedarse (al menos hasta que se diseñe un programa con el FMI) y eso implicará un crecimiento constante de esta partida”.

Para completar el panorama, consideró “impensado” que las transferencias a las provincias “puedan ajustarse en meses pre-electorales, cuando la Casa Rosada quiere comprarse a los gobernadores”. Al respecto, pronosticó que “para garantizar la ‘paz social’, se continuarán incrementando las partidas de contención vía múltiples programas como el Progresar, Argentina Trabaja, etc”.

Para el final, Invecq identificó a “los intereses de la deuda” que fue “la partida que mayor ahorro le había generado al Gobierno” en el primer tramo del 2021. Si bien no tendrá un crecimiento desmesurado, ese concepto, dijo, “empezará a rebotar algo” en la segunda mitad del año “como consecuencia de las colocaciones a corto plazo que se hicieron en el mercado local durante el primer semestre”.

Invecq sostuvo que es una “práctica habitual” del oficialismo aumentar el gasto en períodos pre-electorales, pero en la actual coyuntura de “fuerte inestabilidad”, consideró que “el grado de responsabilidad fiscal debería ser algo superior”. “De lo contrario, la presión cambiaria continuará empeorando y la ansiada reducción de la tasa de inflación será más difícil de ser conseguida”, concluyó.