Si hay un “veranito” financiero para el denominado superministro Sergio Massa existe, al mismo tiempo, un “invierno” crudo y temible para los precios de los alimentos y bebidas que componen la canasta básica de una familia y que no deja de subir durante los primeros días del mes de agosto replicando la tendencia al alza del costo de vida del mes de Julio que licua los ingresos de todos los habitantes del país.

Uno de los objetivos prioritarios de la gestión del nuevo superministro al frente del Palacio de Hacienda será la de enfriar la inflación de los bienes y de los servicios pero no de cualquiera de ellos. La prioridad la tendrán los alimentos.

Durante las últimas horas de la gestión Batakis en economía, todos los integrantes de la industria de la alimentación, observaban espantados la implacable suba de todos los dólares paralelos que generaban una brecha cambiaria en torno al 150% con respecto a la cotización oficial.

Esa brecha cambiaria es inviable para la producción en cualquier sector de la economía pero en la industria alimenticia comenzaron a registrarse ausencia de precios, problemas para importar, por el estricto cepo cambiario, faltantes de insumos que conlleva, definitivamente, a la escasez de productos y a un aumento de precios producto de falta de oferta.

Para Víctor Palpacelli de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), “…durante la segunda quincena de Julio hubo aumentos cercanos al 10% en artículos perecederos, de limpieza, de perfumería y en alimentos en general”.

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Sin embargo, con la novedad de Sergio Massa ascendido como un ministro con amplios poderes en el sector de la economía sumada a la decisión de subir las tasas de parte del directorio del Banco Central, elevó el rendimiento de un plazo fijo a un 61%, se produjo un descenso en las puntas vendedoras de los diferentes dólares que se comercializan en el país y un rebote en los rendimientos de los títulos de deuda nacionales.

Ese “veranito” no se registró en las góndolas de los supermercados o en los precios que se exhiben en los comercios de cercanía.

Fernando “Chiche” Savore es presidente de la federación de almaceneros de la provincia de Buenos Aires y hace unas semanas publicó un video en redes sociales dirigido a Luis Pagani de Arcor donde pedía explicaciones por los aumentos, en diálogo con NA, advirtió, “...no bajo ningún precio. El dólar bajo pero los precios de los alimentos no bajaron. Se vende mucho menos que el año pasado. La caída de ventas está presente y se mide por unidades vendidas. Todo lo que subió por efecto del dólar, ahora que bajo su cotización, no hubo ninguna corrección en los precios”.

Savore dio ejemplos, “…el azúcar, hasta el día 3 de Julio, estábamos pagando 107 $ de costo, tras la corrida bancaria, se fue hasta los 177 $ y, hoy, estoy pagando 200 $ el kilo de azúcar. Ese es el costo y yo lo vendo a 250 $. O sea le remarco el 25 %. En el caso de la leche, tenemos un sachet de primera marca a 170 $ y de una segunda marca, cuesta 130 $”.

Desde luego que las grandes cadenas de supermercados ofrecen productos de primera necesidad a precios más baratos por el programa Precios Cuidados. Pero, muchos consumidores están denunciando que cuando se realizan las compras por internet y se incluyen en el carrito virtual productos incluidos en el programa del gobierno aparece la aclaración, “el producto X o similar”. Similar es sinónimo de ausencia de productos con Precios Cuidados.

En el Mercado Central, Fabián Zeta, militante peronista cercano a Guillermo Moreno y titular de la Cámara de Operadores Mayoristas Frutihortícolas advirtió, “estamos viendo con mucha preocupación los aumentos de precios en productos estacionales, de primera necesidad, de más de un 100%, como la papa y un poco menos la cebolla”.

Los productos estacionales son aquellos que sufren una gran demanda en un momento determinado. Y, algunos puesteros explicaron a NA que “…la papa en el mercado central de Buenos Aires, hasta el lunes 25 de Julio, se comercializaba a precio mayorista los 20 kilos $600  a razón de $30 el kilogramo. Los días siguientes desde el martes 27, este artículo paso a tener un costo de $1.300 la bolsa de 20 kg, lo que llevó a $65 el kilogramo más de un 100% de aumento mayorista”.

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En cuanto a la cebolla “los 20 kilos también en presentación de bolsa costaban $1.900 o $95 el kg, desde el pasado martes pasó a valer $2.500 El bulto cerrado con un costo por kilo de $125 mayorista”.

Estos precios se trasladan, luego, a los comercios en los barrios y los verduleros terminan aumentándoles a sus clientes cerca de 80% en el precio final.

Para Zeta, más allá de la incertidumbre económica en general y las variaciones de los precios estacionales, también hay factores como “los gastos de la actual administración del Mercado que son trasladados al productor-operador. Gastos que se producen por un incremento de contratos en el área administrativa”, según denunció.

Fernando Savore, en su mensaje a Luis Pagani, se había preguntado cómo dar la cara ante los clientes por los nuevos aumentos, “...los distribuidores oficiales nos avisaron, el 20 de julio pasado, que sus productos aumentaban un 20%. Les pedimos que nos diga cómo le vamos a explicar a la gente este nuevo aumento, su empresa representa una importante parte de las galletitas, 85% de la mermelada, atunes, aceites, polenta. Su empresa representa una porción muy importante en nuestro negocio”.

Para el almacenero se trata de un reproche que puede hacerse extensivo a otras marcas en una tendencia que parece no detenerse a juzgar por el aumento reciente del precio de la azúcar. “Este aumento va a tener incidencia en el precio de las galletitas, por ejemplo, porque el azúcar es una de sus materias primas principales”.

Referentes del sector de autoservicios chinos explicaron a NA que “las listas recientes de precios tendrán un impacto en las góndolas esta semana independientemente de la asunción del nuevo equipo económico. Los productores enviaron listas con alzas de 21% promedio en azúcar, 10% en quesos y lácteos, 12% de arroz y 9 % en pastas secas”.

Algunos ejemplos que grafican una dinámica al alza del costo de vida que se convertirá en uno de los principales desafíos que deberán afrontar las nuevas autoridades económicas.