Terminada la moratoria, el 23 de marzo, de ahora en más a los hombres y mujeres que cumplan 65 y 60 años, respectivamente, y no hayan reunido los 30 años de aportes que exige la ley para acogerse a la jubilación, les quedan cinco mecanismos para acceder a una cobertura previsional en la vejez.

Son:

  • Prestación Universal para el Adulto Mayor (PUAM): para personas de 65 años o más sin ninguna otra cobertura previsional. Requiere evaluación socioeconómica. Equivale al 80% de una jubilación mínima, y se ajusta por Ley de Movilidad. Incluye cobertura de PAMI y acceso a asignaciones familiares. No genera pensión por fallecimiento y es incompatible con un trabajo formal.
  • Pensión No Contributiva por Vejez: Para personas desde los 70 años sin ninguna jubilación o pensión, propia o del cónyuge. También requiere evaluación socioeconómica. Equivale al 70% de una jubilación mínima. No tiene cobertura de PAMI (sino del Plan Incluir Salud) ni acceso a asignaciones sociales. Genera pensión por fallecimiento y es incompatible con la PUAM.
  • Ley 24.476 (2005): Permite acceder a una jubilación mínima contributiva, con evaluación socioeconómica. La deuda se descuenta de la misma jubilación.
  • Ley 27.705 (2023): Dirigida a personas en edad activa que no llegarán a los 30 años de aportes. También permite acceder a una jubilación mínima e implica una deuda a pagar mientras se está en actividad.
  • Pensión por fallecimiento: Para cónyuges o convivientes o hijos menores/discapacitados de personas fallecidas que estaban jubiladas o habían hecho aportes al sistema. El monto es del 70% del haber que cobraba el fallecido (si ya era jubilado) o que le hubiera correspondido (si estaba en actividad), y no puede ser inferior a una jubilación mínima. Es compatible con jubilaciones o pensiones, salvo con otra pensión por fallecimiento.
La vida después de la moratoria que bajó Javier Milei: cómo se jubilan en otros países sin aportes completos

El balance previo al vencimiento del plazo para ingresar al sistema jubilatorio mediante la compra de aportes y que se descuenta del pago del propio haber, arrojó que 4.329.041 que cobran “por moratoria” y otros 2.949.789, sin.

El año pasado fueron otorgadas 313.950 nuevas mediante moratoria, y el total de beneficiarios ascendió a 7,28 millones. 

Según datos oficiales, 3,8 millones de personas se jubilaron con moratoria desde 2010, sobre un total de 5,6 millones.

Fueron muchas más mujeres que hombres: 2,8 millones –o el 79,4% de las mujeres que se jubilaron desde entonces– contra 481.752 hombres –el 47,5% del total–.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), la moratoria que regía desde 2023 tuvo un impacto fiscal equivalente a 0,42% del PBI.

De ahora en adelante, los cuentapropistas y desocupados que estén en edad de retiro sin haber hecho aportes al sistema previsional deberán ver si encuadran en los cinco mecanismos existentes.

Solo un 10% de quienes están en edad de jubilarse podrán hacerlo: unos 240.000 al año, 60% de las cuales son mujeres. 

Proporcionalidad

Una posibilidad bajo análisis es que se avance hacia un esquema de jubilación proporcional a los años de aportes realizados, con un mínimo garantizado (por ejemplo, equivalente a la PUAM), como es aplicado en otros países de América Latina.

En este aspecto, la clave pasa por modificar la PUAM a fin de permitir que sus beneficiarios puedan seguir trabajando, como sucede con las jubilaciones contributivas.

Al observar los sistemas previsionales de América Latina, todos los países ofrecen alternativas para quienes no cuentan con aportes completos

Como sociedad, se considera inaceptable que las personas mayores queden sin ingresos, hayan aportado o no.

Sin embargo, las soluciones varían según el país:

Prestación no contributiva: Es una ayuda social destinada a adultos mayores, diferente a una jubilación y de un monto menor. 

El objetivo es no dejar desamparado a nadie, pero tampoco romper los incentivos a aportar. 

El 89% de los países ofrece este tipo de prestación (excepto Honduras y Nicaragua).

Jubilación proporcional: Permite acceder a una jubilación aunque no se cumpla con el total de años de aportes requeridos, ajustando el monto según los años efectivamente aportados. Está presente en el 61% de los países.

Compra de aportes de manera retroactiva: Es menos frecuente (22%) y, cuando existe, suele exigir pruebas de que se trabajó en los períodos a regularizar.

Pensión por fallecimiento: Si bien no apunta directamente a quienes no aportaron, es una vía por la que muchas personas sin historial contributivo acceden a ingresos en la vejez

Si una persona jubilada fallece, su cónyuge puede acceder a una pensión. Esta alternativa existe en todos los países de la región.

Qué sucedió y qué se viene 

Hacia 2005, solo el 65% de la población accedía a una jubilación, en su mayoría hombres. 

El problema de política era claro: poco empleo registrado, pocos aportes y un requisito estricto de 30 años de servicio.

La solución lógica habría sido flexibilizar ese requisito, como hacen muchos países. 

En cambio, se adoptó una medida drástica: el Decreto 1454/2005 habilitó las llamadas moratorias, permitiendo a quienes no tenían los años necesarios de aportes simular haber trabajado como autónomos y pagar los aportes retroactivos en hasta 60 cuotas descontadas de la propia jubilación.

A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en otros lugares de América Latina, no se exigió probar que efectivamente se había trabajado. 

Así, cualquier persona, sin importar cuántos aportes le faltaran ni su situación económica, podía acceder a una jubilación contributiva, igual que quien aportó toda su vida. Un esquema inédito a nivel mundial.

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Previo a 1993

Como la moratoria sólo permitía regularizar años previos a 1993, con el tiempo fue perdiendo alcance. Por eso se dictaron nuevas normas: en 2014, la Ley 26.970 amplió los años regularizables e incorporó una evaluación socioeconómica. En 2016, 2019 y 2022 se prorrogó, aunque solo para mujeres.

En 2023, el Congreso aprobó la Ley 27.705, con controles patrimoniales y válida tanto para hombres como para mujeres. 

Apuntó a dos grupos: quienes están a menos de 10 años de la edad jubilatoria y saben que no llegarán a los 30 años, y quienes ya tienen la edad pero no los aportes suficientes. Esta última opción es la que acaba de vencer.

Por efecto de las moratorias, la cobertura subió del 65% al 93% en 2022. 

Pero también crecieron los costos: el gasto en jubilaciones pasó del 4,3% al 7,6% del PBI. 

Esto generó un fuerte impacto fiscal y un dilema de equidad entre quiénes cumplieron con todos los aportes y quiénes no.

Los que quedan sin cobrar

A valores de marzo, la ANSES destina $85.000 millones por mes a pagar los $349.122 de haber mínimo (sin descuento por los aportes adeudados) de las 243.000 personas que se jubilaban por moratoria por año.

Sin este régimen, aproximadamente 60% de esas personas no cobrarán, en lo inmediato, ni jubilación ni PUAM por ser mujeres de entre 60 y 65 años.

Si los casi 100.000 hombres en edad de jubilarse y sin aportes necesarios acceden a esta pensión, de $293.297, la ANSES pagaría unos $29.300 millones por mes, en vez de esos $85.000 millones.

El gasto previsional para dar entrada a los nuevos adultos mayores –no jubilados– se reduciría en un 65%.