Entre los aplausos de la macro y el llanto de la micro
El ajuste de Milei es celebrado por los mercados, pero “la calle” agoniza por un apretón monetario feroz, el desplome de las ventas y la producción.
“Nuestro éxito es que se haya cambiado la expectativa. Que se haya evitado la catástrofe y la hiperinflación y que ahora nos pregunten por cuándo comienza la recuperación”, fue la frase que el vocero presidencial, Manuel Adorni, utilizó al ser consultado por un balance de gestión a poco de que se cumplan los 100 días de mandato del presidente, Javier Milei.
Y en rigor a la verdad, el primer objetivo del Gobierno fue evitar una hiperinflación, que, a su juicio, “quedó plantada” de la administración anterior, más allá de que para algunos economistas era un pronóstico exagerado.
Con ese fin, tomó una serie de medidas de ajuste de “shock” cumpliendo con la promesa electoral y modificó el escenario económico de la Argentina.
Las medidas son celebradas por el conjunto de analistas que adhieren al discurso liberal, pero tienen pocas respuestas cuando se los consulta sobre lo que está viviendo el ciudadano.
Aumento de tarifas, transporte, colegios, prepagas, combustibles y alimentos “todo junto” contra una recomposición salarial parcial, licuada y en cuotas. No se necesita tener ningún Master en Harvard para concluir que es un cocktail que no cierra.
“No la ven” es una buena frase para unirla a “cómo llegar a fin de mes”, especialmente, por una clase media cascoteada desde hace muchos años.
La diferencia es muy marcada entre “los analistas/financistas” y “el día a día”, todo bajo la repetida promesa “esta vez vale la pena” y “ya vamos a ver los frutos”.
Milei arrancó con “motosierra” en las cuentas públicas a partir de poda del gasto político, suba de impuestos y recorte de subsidios, a lo que le sumó la “licuadora” que significan tasas de interés negativas, menor gasto real en jubilaciones y asistencia social.
Según el Gobierno, este esquema frenó la híper que le había dejado la dupla Alberto Fernández-Sergio Massa.
La devaluación de diciembre llevó la inflación al 25%, descendió al 20% en enero y al 13% en febrero. Milei considera a este derrotero como un éxito, considerando el punto de partida. Ahora, viene la parte más difícil que es llevarla a un dígito.
En las declaraciones públicas se contienen de lanzar frases eufóricas, pero Milei y el equipo económico están convencidos que en abril la “infla” dará un dígito.
Este proceso de desinflación, en parte, está atado a la evolución del dólar que tuvo varias etapas desde diciembre y, por estos días, se mantiene estable cerca de los $1.000/$1.060.
El valor del dólar oficial mostró un último cierre de $850,50, pero los analistas ponen especial atención sobre su evolución. El Banco Central y las autoridades económicas afirman que no se mueven de la tasa de devaluación mensual del 2%, pero hay quienes afirman que debe acelerarse para evitar una apreciación desmedida. Los próximos pasos de la autoridad monetaria serán clave.
El panorama financiero de los primeros 100 días de Gobierno de Milei se completa con el proceso de saneamiento del Banco Central, a partir de la transferencia de deuda (Leliqs/pases) al Tesoro Nacional, la normalización de la deuda con importadores (BOPREAL) y la recomposición de reservas (actualmente las netas son negativas en U$S 2.000 millones).
En tanto, para levantar el cepo cambiario que traba la economía, Milei dice negociar un nuevo crédito con el FMI e inversores privados en pos de conseguir US$15.000 millones, pero que de todas maneras en junio puede levantar las restricciones. La pregunta que cae de maduro, pero que nadie le hace es ¿por qué endeudarse en esa cifra sin en poco más de dos meses tenemos la solución a mano?.
Pero, mientras la “macroeconomía” la festejan los analistas, en la calle se siente el apretón monetario y la falta de dinero en los bolsillos.
El consumo muestra una caída del orden del 20%, lo que pone en jaque a pymes y comercios.
La recesión en el sector productivo se observa en todos los sectores. En enero (último dato disponible), la producción industrial cayó un 12,4%, mientras que la construcción se desplomó más del 20%.
El Gobierno considera que durante marzo y abril se tocará fondo y confía en que con los precios controlados se dispare un ciclo virtuoso. Pero hay algo que “están viendo” que no los convence. Por algún motivo, postergaron las subas de tarifas. Tal vez haya que esperar “otros 100 días” para finalmente “verla”.