El FMI, nuestro eterno compañero
El análisis económico de la semana, de la mano de Manuel Adorni.
Esta semana se cancelaron 2.700 millones de dólares con el FMI. Si bien el monto parece a simple vista insignificante para cualquier país medianamente normal, para las arcas de nuestro Banco Central fue en realidad algo más que un vencimiento.
La situación es tan delicada en términos de reservas que el vencimiento no operaba ahora sino que lo había hecho diez días atrás (parte del pago debió hacerse el pasado 21 de Junio y el saldo debió haberse cancelado el día siguiente). Sin embargo la escasez de reservas forzó a que recién el pasado 30 de junio Argentina pueda cumplir con lo adeudado.
El monto se completó gracias a 1.900 millones de dólares que estaban disponibles en la moneda del FMI (DEGs) y adicionalmente se utilizaron 800 millones de dólares adicionales puestos a disposición gracias al “swap chino” disponible. Esto último captó la atención de todos: si se tuvieron que utilizar estos recursos es porque indefectiblemente no hay disponibles más reservas líquidas.
Esta muestra de fragilidad del BCRA fue confirmada por las declaraciones de distintos referentes económicos de la oposición que aseguraron que parte de los depósitos bancarios en dólares que los bancos comerciales depositan en forma de “encajes” en el Banco Central ya han sido utilizados por el organismo en virtud de no disponer de otro tipo de reservas líquidas para poder utilizar.
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Los dos caminos para recomponer reservas hoy parecen estar obstruidos por la realidad: el crédito internacional no aparece –y probablemente no lo haga por bastante tiempo más- y los exportadores que parecen no estar muy dispuestos a liquidar a este tipo de cambio y con un cambio de Gobierno que independientemente de quién se siente en el sillón de Rivadavia, promete ser seguramente más ventajoso para un sector que no solo está golpeado por la injusticia cambiaria sino también por la injusticia impositiva que padecen con las retenciones a las exportaciones.
El FMI no tiene intenciones de romper lazos con la Argentina. La expectativa en un nuevo Gobierno y el convencimiento general que existe hoy en buena parte de la sociedad en relación a la necesidad de achicar el gasto público y de liberar el cepo cambiario para poder destrabar el comercio internacional y el crédito no dan lugar a empujar al país (al menos hoy) a una situación peor de la que ya atraviesa.
Ciertamente como está hoy planteado el perfil de vencimientos los pagos futuros al organismo de crédito son literalmente imposibles de afrontar. El nuevo Gobierno y las expectativas en los cambios que prometen hacerse en materia económica serán clave para saber si la renegociación del acuerdo con el organismo será un alivio definitivo de cara al futuro o si en realidad seguiremos como hasta aquí intentando en cada vencimiento con el FMI no caer en el abismo más oscuro. El tiempo y la política nos darán la respuesta final.