El bimonetarismo criticado por Cristina Kirchner es la médula del plan de Melconian, quien propone un "cambio de régimen económico"
Bullrich acaba de ofrecerle al mediático economista ser la voz cantante del programa que pondrá en marcha en caso de alcanzar el sillón de Rivadavia.
El bimonetarismo, por el cual circularán a la par contratos en pesos y dólares, es el eje del plan económico de Carlos Melconian que la candidata presidencial Patricia Bullrich asumirá como propio si llega a la Casa Rosada.
La postulante de Juntos por el Cambio acaba de ofrecerle al mediático economista ser la voz cantante del programa que pondrá en marcha en caso de alcanzar el sillón de Rivadavia.
Melconian dice que su plan económico tiene como objetivo atacar con todas las herramientas la inflación y promete una "batalla campal, inexorable, con un gobierno alineado y, ojalá, con una política general de Estado alineada detrás de eso", y propone una fuerte baja del déficit fiscal de 3,5 ó 4 puntos sobre el PBI.
"Es mucho más relevante dar ese rumbo y esa sensación de que esta vez va en serio y de que vamos para allá, porque eso viene solo; decirlo a secas, decirlo sin sustento, decir sin ningún acuerdo posible, yo calculo que en seis meses, porque en cuanto digas ´calculo determinado tiempo´, te empiezan a contar los días", explica Melconian.
Al defender la opción del bimonetarismo, sostuvo que fue "la sociedad argentina que dijo, por el momento, mientras yo no tenga una economía estable, transacciono en pesos y ahorro en dólares, y después que se venga el mundo abajo. El peso y el dólar deben convivir".
El plan Melconian arrancará con la reforma al Código Civil para que el dólar y el peso convivan, no compitan, para lo cual habrá un régimen cambiario acorde, con todas las políticas macro prudenciales que correspondan.
"Queremos modificar los incentivos para que sea el sector privado el motor del crecimiento. Eso necesita de una estabilidad macroeconómica, una reforma del sector público y también una desobstrucción del sector privado. El cambio de régimen no puede ser analizado como cabos sueltos. Se trata de un conjunto sistémico", explica.
Sostuvo que "ya no se trata de shock o gradualismo. Es un plan para un ciclo de gobierno. No hay que hacer todo de golpe necesariamente. Pero hay secuencias que establece la economía y que decide y manda la política".
"Para que el programa tenga éxito, la economía debe hacer ganar la elección de medio término y entrar en un círculo virtuoso de reformas con resultados genuinos", indicó.
Dijo que "ya no se trata de un programa de ajuste para preparar el crecimiento. Se trata de un cambio estructural que genera las condiciones para la inversión y el empleo privado, y que empalma reactivación con crecimiento".
El primer paso será buscar estabilizar: "Hay que derrumbar la tasa de inflación, aunque antes se pasa por un inevitable reacomodamiento preparatorio de precios. Tan importante como estabilizar es reformar y reorganizar, porque no son sustitutas esas acciones. Son todas necesarias y complementarias", explica.
Insistió en que "lo primero es derrumbar la inflación. Eso debe ser permanente y sostenido en el tiempo. La mejora del poder de compra y la fuerza del crédito y del mercado de capitales colaborarán a reactivar la economía".
Sobre la baja del déficit, Melconian dijo que entre 1 y 1,5 puntos serán bajas de subsidios económicos en 2024 y algo más en los años sucesivos; otro punto será por la no renovación de los contratos que caen, gastos de ministerios, fondos fiduciarios y revisión estricta del presupuesto; y un punto más de la eficientización de planes sociales, transferencias discrecionales y menor déficit de empresas públicas.
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El equipo liderado por Melconian trabaja en un régimen cambiario que elimina todo el laberinto regulatorio actual.
La velocidad de su aplicación dependerá de cómo sea la "herencia", en especial de cuánto serán las reservas netas, los stocks de pagos atrasados, los acuerdos internacionales y demás.
La idea es converger hacia un marco con regulaciones macro como las que rigen en muchos países de América Latina.
Leliq
En cuanto a las Letras de Liquidez (Leliq) del Banco Central, que junto con los Pases acumulan una deuda que se encamina a los $20 billones, admite que son un "problema", por la "emisión descontrolada, sin programa, sin confianza, con el derrumbe de la demanda de crédito del sector privado y con la demanda de dinero cayendo".
Según Melconian, esa "bola de Leliq" es la "emisión por los déficits fiscales y la compra de deuda interna de los últimos años postergada y acumulada en el pasivo del Banco Central".
Sostiene que la Argentina lleva "demasiados años de un inédito retroceso estructural con un gasto público sin límite. Esa es una de las causas principales de las crisis financieras e inflacionarias".
Dijo que se prestará "especial atención al marco laboral, a sectores como la energía, la agroindustria, el comercio exterior, los servicios públicos, los servicios privados, la defensa de la competencia, el sistema financiero y mercado de capitales, y también la desregulación de algunos sectores clave".
Sobre las tarifas, Melconian sostiene que en ningún lugar de Latinoamérica, con países muy distintos en condiciones de calidad de vida, de tamaño, en poder adquisitivo e historia, los servicios públicos, el transporte y hasta las comunicaciones se pagan lo que se paga en algunas ciudades del país.
Dice que eso dispara el déficit fiscal y confía en que la sociedad entenderá la necesidad de ir hacia una normalización y abandonar el esquema de subsidios.
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Principales colaboradores
Melconian, quien ocupó la presidencia del Banco Nación en la primera parte del gobierno de Mauricio Macri, tiene un equipo de 70 profesionales trabajando, en el marco de la Fundación Mediterránea, que tiene detrás a las principales compañías del país, desde Arcor hasta Techint, el grupo Eskenazi, la familia Urquía, Eurnekian y Mindlin, entre muchos otros.
La Mediterránea es el think tank cordobés que generó en los ´90 la hoja de ruta con la que se desempeñó luego Domingo Cavallo.
El trípode que proponen para el cambio de régimen económico incluye la estabilización macro, la reforma del sector público y la reorganización del sector privado.
Además de Melconian, son clave Rodolfo Santangelo (su socio), Daniel Artana (FIEL), Enrique Szewach y Facundo Martínez, quien proviene de la Mediterránea.
Luciano Laspina, economista del PRO, sería presidente del Banco Central en el esquema que imagina Bullrich.