El consenso en Estados Unidos es generalizado: la tasa de inflación de junio seguirá elevada. Así lo estiman cálculos privados, respaldados por la Casa Blanca.

En consecuencia, ahora el foco está en la Reserva Federal y su decisión sobre mantener el ritmo de suba de tasa de interés previsto o acelerarlo.

Una decisión en ese sentido sumaría problemas para la Argentina, ya que podría derivar en una nueva caída del precio de los commodities, principal fuente de ingresos de divisas al país.

Lee Inversores nerviosos y una "inflación galopante", las advertencias del Financial Times

Una encuesta entre economistas realizada por la agencia Bloomberg reveló que la inflación de junio estaría en el orden de 8,8% interanual, que sería la más alta desde 1981. Si se compara con el mes anterior el aumento superaría el 1%.

Esto significa un alza de 0,2 puntos respecto de mayo cuando la medición interanual había sido de 8,6%.

La secretaría de prensa de Joe Biden, Karine Jean-Pierre, reconoció  que el gobierno espera un “indicador elevado”  de inflación que refleja un alza en el precio de los combustibles y los alimentos.

Pero al mismo tiempo sostuvo que es un dato “desactualizado” ya que el precio de la gasolina comenzó a descender en julio.

En este contexto cobra vital importancia el próximo viaje del presidente, Joe Biden  Medio Oriente, donde intentará convencer a los principales países de la región de que produzcan más petróleo.

Los estudios económicos dan cuenta de una merma en los valores de los combustibles en el inicio de julio y por tal motivo esperan un recorte de la tasa de inflación en el final del período.  

En su última reunión del 15 de junio  la FED aumentó la tasa de interés 0,75% a un rango entre 1,5% y 1,75%, en lo que resultó la suba más fuerte de los últimos 30 años. Fue el tercer ajuste que realizó el organismo a cargo Jerome Powell en 2022.
Lee El euro alcanzó la paridad con el dólar por primera vez en dos décadas

En ese debate la FED confirmó un sendero de crecimiento de tasa de referencia hasta llegar a 3,4% a fin de año, y vio como “muy posible” un nuevo ajuste de 0,75% en julio.

“El comité está fuertemente comprometido con el objetivo de devolver la inflación al 2 %”, indicó el banco central estadounidense en ocasión de la agresiva política adoptada el mes pasado.

En la misma declaración, la FED admitió que estaba dispuesta a resignar crecimiento y admitir un aumento de desempleo bajo el objetivo de contener la inflación.