La industria del acero continúa con dificultades, en agosto de 2024, la producción del crudo registró una caída interanual del 17,8%, totalizando 346.900 toneladas, según informó la Cámara Argentina del Acero (CAA). Aunque esta cifra representa un avance del 10,5% en comparación con el mes de julio, no logra revertir la tendencia negativa que afecta al sector en un contexto de contracción económica.

Además de la baja en la producción de acero crudo, la fabricación de laminados terminados en caliente también sufrió una contracción significativa en términos interanuales. Durante agosto, la producción de laminados alcanzó las 324.400 toneladas, un 18,5% menos que en el mismo mes de 2023, aunque mostró una mejora del 10,6% respecto a julio.

El acero es un componente esencial para la industria argentina, particularmente para los sectores de la construcción y la metalmecánica, que dependen en gran medida de su disponibilidad y precio. 

No obstante, a pesar de estos números, la CAA ve indicios de una leve recuperación en algunos sectores vinculados lo que podría ser una señal de que el mercado empieza estabilizarse: "Comienzan a verse algunos signos de reactivación en los sectores vinculados a la cadena de valor metalmecánica", sostuvo la entidad empresarial en un comunicado.

La CAA aprovechó la publicación de los datos de producción para hacer un reclamo en relación con los "impuestos distorsivos" que afectan la agregación de valor en el país. La entidad expresó que la carga impositiva sigue siendo uno de los principales obstáculos para la industria, y que es necesario que el Estado, en todos sus niveles, avance con urgencia en su reducción.

"Esperamos que el Estado en todos sus niveles: nacional, provincial y municipal, pueda avanzar con urgencia en la reducción de los impuestos distorsivos que penalizan la agregación de valor en la Argentina", señaló la Cámara.

Uno de los temas que también está en el centro del debate es la reciente modificación del reglamento técnico del acero para la construcción. Este cambio, que en la práctica facilita la importación de acero, aluminio y materiales para la construcción, fue justificado por el Ejecutivo como una medida para alentar la competencia y reducir los costos en el mercado local.

La CAA expresó su apoyo a los esfuerzos del gobierno por desburocratizar la economía, pero advirtió sobre los riesgos que podría generar una normativa más laxa en términos de seguridad estructural: "El reglamento técnico modificado, que rige en otros mercados como Estados Unidos y la Unión Europea, tiene por objetivo garantizar la seguridad estructural de las construcciones antes de que se produzcan fallas que se detectarían en el tiempo, una vez ya instaladas las estructuras de acero", explicó la entidad.