Una simpatizante de Gimnasia y Esgrima (La Plata) reveló que quedó con secuelas de salud tras la violenta represión policial en el Bosque frente a Boca, el jueves pasado y aseguró que el operativo de seguridad que se montó para el encuentro con San Lorenzo "fue una provocación".

"Estoy disfónica porque quedé con una cuerda vocal paralizada, a raíz de un cuadro infeccioso. Ese día estábamos en la cancha con mi marido y mis hijos y cuando empezaron a tirar gases lacrimógenos no me tapé, porque me preocupé por tapar a mis hijos, porque era lo único que me importaba. Y al otro día quedé así", indicó Ludmila Charcuetti en declaraciones a NA.

En ese sentido, agregó: "Se cree que fue por los gases. Se me generó un cuadro infeccioso, algo que nunca me había pasado. Tengo que hacerme un montón de estudios para ver qué es, porque las cuerdas vocales se le paralizan a una persona que esfuerza demasiado la voz, como un cantante o un locutor, y yo no hago nada de eso".

La mujer reveló que a sus hijos de 9 y 10 años prefirió no contarles lo que ocurrió y solo les dijo que "está engripada".

Este miércoles Gimnasia volvió a jugar como local frente a San Lorenzo y se montó un gran operativo de seguridad en el Bosque, el cual para Charcuetti "fue una provocación".

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"Hoy fue una cosa de locos el operativo. Mi hijo no quería entrar a la cancha, porque tenía miedo de que pasara lo mismo que el jueves. Tuve que parar a un policía y pedirle por favor que le dijera a mi nene que no iba a pasar lo mismo", contó la mujer.

Sin embargo, Charcuetti exteriorizó su enojo con el efectivo de la fuerza bonaerense, porque el uniformado accedió a su solicitud, pero lo hizo sin el tacto que corresponde para dirigirse a un nene de 9 años.

"El policía se rio y le dijo ´dale pibe, no pasa nada´. Esas fueron las palabras exactas. No esperaba esa contestación, sino lo hubiese filmado", indicó la mujer. 

El recuerdo del temor tras la represión siguió latente en esta joven simpatizante del "Lobo", ya que afirmó que "cuando estaba entrando a la cancha" le "corrió un escalofrío bárbaro". 

"Pero entramos igual, porque la pasión puede mas. No nos van a robar la pasión ni a mí ni a mis hijos", añadió.

Respecto al día de los incidentes, recordó: "Ese día entramos por el lado de Calle 60, comenzamos a ver el humo y tapé a mis hijos. Les decía que se quedaran tranquilos, pero cada vez fue peor, no se podía respirar y mi nena empezó a vomitar".

"Tratamos de salir de la cancha, pero habían cerrado la puerta y la Policía tiraba gas lacrimógeno por abajo de la puerta del estadio. No me lo contó nadie, yo lo vi. Nos costaba respirar, fue una locura. Ahí me dio muchísimo miedo, todo fue un caos. Si no hubiera sido por la misma gente, que nos ayudó no se qué hubiera pasado. Mi hija no paraba de llorar y vomitar. Decía que se quería ir. Fue horrible, desesperante", contó Ludmila.

Asimismo, añadió: "La gente se metía adentro de la cancha y cuando abrieron una puerta, los mismos hinchas, que no podían respirar, abrieron espacios para que pudieran salir las personas que estaban con chicos. No pasó una desgracia gracias a la gente".