Violencia de género: Eduardo Salvio quedó acusado por "lesiones leves" y no podrá acercarse a su exmujer
En la fiscalía, el jugador de Boca proclamó su inocencia y aportó pruebas. No podrá conducir por un mes y también deberá informar cada vez que salga del país.
El futbolista de Boca Juniors Eduardo “Toto” Salvio, negó haber agredido a su ex esposa, Magalí Aravena, y describió que –por el contrario- fue él la víctima de un ataque, en el contexto de una ruptura familiar traumática.
Salvio intentó refutar así las acusaciones de su ex mujer, quien narró el episodio ocurrido esta madrugada de manera diferente: “él avanzó como para pisarme, yo llegué a correrme para que no me pisara pero me pasó pegado a las piernas”.
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“Ahí me agarra el vidrio de atrás del lado del acompañante, arrastrándome hacia adelante y luego hacia atrás, hasta que me solté, porque ya no tenía más fuerzas”, relató la mujer.
Salvio declaró ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, que instruye la causa por “lesiones leves en el contexto de violencia de género” pese a que Magalí Aravena todavía no instó a la acción penal.
El delito de lesiones leves es de instancia privada (si la víctima no acusa, no hay causa) pero al ser en el contexto de una relación de pareja entra a jugar la Convención de Belén do Pará, incorporada a la Constitución Nacional, que obliga al Estado a proteger a la víctima aun cuando ella no quiera.
“Me reservo el derecho, quiero pensar bien”, respondió la ex mujer del futbolista cuando fue interrogada en la Oficina de Género de la Comuna 1.
La fiscalía le impuso al futbolista una prohibición de conducir vehículos durante un mes, una prohibición de acercamiento a su ex mujer pero no así a los hijos de ambos, y la obligación de informar cada vez que salga del país, lo que ocurrirá con frecuencia si sigue interviniendo con Boca en la Copa Libertadores de américa.
Salvio explicó que estaba compartiendo un encuentro social con amigos y una mujer con la que entabló una relación, y que tras subir una foto a la red social Instagram recibió un llamado telefónico de su ex pareja.
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Según el relato, la mujer lo amenazó, le profirió insultos y le advirtió que no iba a jugar más al fútbol, ante lo que el jugador decidió retirarse del departamento de Puerto Madero que había sido el domicilio conyugal mientras ambos estuvieron en pareja.
Ya en la calle, Aravena reconoció que “él estaba con la amante”, y allí se precipitó el episodio que los involucra a ambos.
“Fui hasta el auto y quedé en frente. Eduardo avanzó como queriéndose ir del lugar, pero yo estaba en frente”, relató.
Tras una breve sucesión de confusos movimientos con el vehículo y con un grupo de personas que intercedieron con la presunta intención de apaciguar los ánimos, Aravena relató que “Eduardo dio marcha atrás y se dio a la fuga”.
El futbolista explicó en cambio que intentó alejarse de la escena, pero que aguardó en cercanías a la intervención policial.
Preventivamente, Salvio quedó con una restricción de acercamiento a su ex mujer y también para conducir vehículos, y sujeto a la investigación por los episodios.
Más temprano, el abogado Mariano Cúneo Libarona, quien defiende al futbolista, deslizó que Salvio podría denunciar a Aravena por el delito de “daño”, ya que abolló el capot de su automóvil y astilló el parabrisas delantero.
Uno de esos abogados, Claudio Caffarello, expresó tras la declaración de Salvio que “pudo explicar los hechos que se le imputan, ha ofrecido pruebas muy importantes, que van a ir aclarando el episodio”.
El futbolista propuso testigos, peritos, exhibió conversaciones por chat contenidas en su teléfono celular
Caffarello explicó que Magalí Aravena “estaba desorbitada” y manifestó su certeza de “la inocencia de Salvio”.
Fuentes con acceso a la causa aclararon que nunca hubo una orden de detención contra Salvio y que tras designar como su abogado, mediante un escrito de puño y letra, a Cúneo Libarona y otros tres letrados, siempre estuvo a derecho.
Fuentes con acceso a la causa aclararon que nunca hubo una orden de detención contra Salvio y que tras designar como su abogado, mediante un escrito de puño y letra, a Cúneo Libarona y otros tres letrados, siempre estuvo a derecho.