River sacó provecho al máximo de la superioridad numérica, desplegó su juego en el Monumental con un brillante Julián Álvarez en ataque y hasta pudo golear a un Boca que nunca atinó a reaccionar en el estadio Monumental.

En los primeros minutos River manejó la pelota dentro de un trámite de paridad, sin llegadas de peligro, hasta que la prematura expulsión de Marcos Rojo, por doble amonestación, a los 16 minutos del primer tiempo empezó a torcer la historia. 

Frente al hombre de menos, el técnico boquense, Sebastián Battaglia, decidió sacar al colombiano Edwin Cardona y mandó a la cancha al peruano Carlos Zambrano para rearmar la defensa.

Con Boca plantado en su terreno, River fue paciente, atacando mayormente por la banda izquierda, donde Nicolás de la Cruz se juntó con Agustín Palavecino y explotó las subidas de Fabrizio Angileri.

El internacional uruguayo fue el conductor del elenco "millonario", ya que Gallardo sorprendió dándole la titularidad a Palavecino y al joven Santiago Simón, relegando al banco al colombiano Jorge Carrascal.

Con Boca aturdido y River empujando, llegó el bombazo de Julián Álvarez, que contó con la complicidad de Agustín Rossi, abriendo el marcador para el dueño casa.

Tras el gol se lesionó Brian Romero y Gallardo lo suplió con Carrascal, buscando que la velocidad y el pase filtrado del colombiano incidan aún más en el juego de River.

Por el lado de Boca, el equipo estuvo paralizado y sin ideas desde la expulsión de Rojo, situación que se agravó con el segundo gol de Álvarez, iniciado en una mala salida de Rossi y la presión de Casco, que combinó con Simón para que éste tire el centro para el 9.

Para jugar el segundo tiempo, Battaglia movió el banco con cambios que parecieron ser más destinados a no recibir más goles que a buscar una reacción: saltaron al campo de juego Cristian Medina y Esteban Rolón y salieron Agustín Almendra y Diego González, ambos de flojo partido.

Y efectivamente el dominio "millonario" continuó e incluso se acentuó: creció la figura de Enzo Pérez, líder indiscutido del River de Gallardo, De la Cruz siguió moviendo los hilos de tres cuartos de cancha en adelante y milagrosamente no llegó el tercer gol.

Salvadas en extremo de los defensores de Boca, un tiro en el palo y un par de atajadas de Rossi lo evitaron, en un partido que estuvo liquidado desde el primer tiempo.

Con el hombre de menos, Boca nunca le pudo encontrar la vuelta y se dedicó a correr la pelota siempre un segundo después, ya que River la movió con inteligencia e incluso al final lo hizo para que sus hinchas le canten el "ole" a los frustrados jugadores visitantes.

El tardío ingreso en Boca de Luis Vázquez y Aaron Molinas, quienes mostraron un poco más de entusiasmo que sus compañeros de ataque, como Nicolás Orsini, que perdió todos los duelos con la defensa rival, no lograron cambiar la historia pese al agónico gol de Carlos Zambrano.