En medio de los recuerdos mundialistas que se rememoran en cuarentena, también se cumplirán mañana 27 años del último título de la Selección argentina mayor: la Copa América de Ecuador.

Desde aquella conquista, la Selección albiceleste disputó cinco finales -entre Copa América y Mundial-, pero no pudo alzar ningún trofeo, lo que hará que la sequía llegue, al menos, hasta 2021.

En efecto, perdió las definiciones de la Copa América de Venezuela 2004 (2-2 agónico ante Brasil, con caída por 4-2 en los penales); la Copa América en Perú 2007 (0-3 ante Brasil); Mundial de Brasil 2014 (0-1 en tiempo extra ante Alemania); la Copa América de Chile 2015 (0-0 ante el local, con derrota por 4-1 en penales); Copa América Centenario de Estados Unidos 2016 (0-0 ante Chile, con caída por 4-2 en los penales).

Los "centennials", por caso, nunca vieron a la Selección argentina mayor levantar un trofeo: desde el primer título en el Sudamericano de 1921 hasta la Copa América de 1993, el lapso sin conquistas más prolongado había sido de 14 años (de la Copa de las Naciones 1964 al Mundial 1978).

¿Pero qué tenía aquel equipo que armó Alfio Basile para viajar a Ecuador para conseguir lo que ningún otro, ni siquiera con futbolistas más consagrados a nivel mundial, ha podido?.

El 4 de julio de 1993 en el estadio "Monumental" de Guayaquil fue el cierre de un torneo con poco brillo, pero con puntos altos individuales como Gabriel Omar Batistuta, autor de un doblete en la final ante México (2-1).

Argentina llegó a la Copa América de 1993 -trigésimo sexta edición- con la base del plantel campeón de la misma competencia en Chile 1991, y compartió el grupo C con Colombia, México y Bolivia.

Participaron las diez selecciones asociadas a la Conmebol, mientras que la novedad fue la inclusión por primera vez de dos equipos de la Concacaf: México y Estados Unidos.

El paso por la fase de grupos resultó de menor a mayor: 1-0 cerrado a Bolivia en el debut con tanto de "Batigol" y la fractura de Darío Franco; 1-1 frente a México; y otro empate 1- 1 contra Colombia que clasificó a ambos a la siguiente fase.

Basile fue variando el equipo y el esquema durante la etapa de grupos, aunque terminó dejando atrás el 4-3-3 del estreno para pasar el 4-4-2 que lo acompañó hasta el título: Diego Simeone, uno de los baluartes, inició como suplente y se metió como titular por la lesión de Franco.

En cuartos de final se dio quizás el partido más recordado de aquel camino: el clásico ante Brasil en el "Monumental" de Guayaquil.

Tras el 1-1 que decretaron los tantos de Müller, a los 37, y Leo Rodríguez, a los 69, llegó la definición por penales donde Sergio Goycochea detuvo el sexto remate a cargo de Boaideiro.

Con el exitoso tiro final desde los doce pasos de Jorge Borelli se cerró la serie con la clasificación a las semifinales de la albiceleste.

En esa instancia otra vez los penales definieron la suerte de Argentina, porque Colombia presentó una dura batalla 0 y "Goyco" volvió a hacerse gigante debajo de los tres palos.

Otra vez en el sexto remate de la serie, el arquero argentino detuvo el disparo de Aristizábal y Borelli volvió a encargarse de liquidar el pleito al colocar 6-5 los guarismos a favor del combinado nacional.

A los tres días estaba la final, frente a México, un partido que pareció más de ajedrez que de fútbol, ya que ambos equipos se estudiaron por demás en una primera mitad en la que pasó muy poco dentro de la cancha.

Las emociones llegaron todas juntas en el inicio de la segunda parte: Batistuta inauguró el marcador con una corrida formidable, pero los mexicanos lo empataron rápidamente luego de un penal de Sergio Goycochea que Benjamín Galindo cambió por gol.

La alegría les duró poco a los "Tricolores", ya que siete minutos más tarde Diego Simeone habilitó a "Bati" a través de un rápido lateral a pura viveza criolla y el goleador la puso al lado del palo derecho del diminuto guardavallas mexicano Jorge Campos.

Lo particular de aquel torneo fue que Batistuta anotó solo tres goles -fue el máximo del equipo-: el del debut ante Bolivia y el doblete de la final.

El equipo que puso Basile en el partido definitorio formó con Sergio Goycochea; Fabián Basualdo, Oscar Ruggeri (Fernando Cáceres), Jorge Borelli, Ricardo Altamirano; Fernando Redondo, Gustavo Zapata, Néstor Gorosito (Leonardo Rodríguez), Diego Simeone; Gabriel Batistuta y Alberto Acosta.

El plantel campeón, además, lo integraron los arqueros Luis Islas y Norberto Scoponi; los defensores Néstor Craviotto y Sergio Vázquez; los mediocampistas Darío Franco y Alejandro Mancuso; y los delanteros Claudio García, Ramón Medina Bello y Julio Zamora.