Nicolás Otamendi, el héroe silencioso de Argentina en el Mundial de Qatar
El defensor volvió a mostrar un rendimiento sin fisuras ante Croacia, como lo hizo a lo largo de toda la Copa del Mundo. El estandarte del fondo merece la final y mucho más.
La Selección argentina se clasificó hoy a la final del Mundial de Qatar 2022 al vencer a Croacia por 3 a 0 y, mientras todos los flashes se fueron con el astro Lionel Messi, el goleador Julián Álvarez o el talentoso Enzo Fernández, Nicolás Otamendi volvió a mostrar un nivel superlativo que sostuvo la ilusión del conjunto albiceleste cuando el partido se había puesto cuesta arriba.
Otamendi fue otra vez el héroe silencioso del seleccionado de Lionel Scaloni, como a lo largo de toda la Copa del Mundo: el defensor se convirtió en un estandarte del equipo con un rendimiento sin fisuras y con un liderazgo que marcó el rumbo en varias ocasiones durante el certamen.
El marcador central no es Messi, no celebró un gol propio en el torneo ni fue la figura de Argentina en una tanda de penales decisiva como Emiliano "Dibu" Martínez, pero siempre estuvo en el podio de los mejores futbolistas de la Selección en el Mundial, aunque sus compañeros aparecieran en las tapas de los diarios y portales.
Otamendi, de la camada que tuvo su revancha en la Copa América del año pasado en Brasil, jamás buscó excusas: le cambiaron el ladero una y otra vez, incluso el esquema defensivo, pero el ex jugador de Vélez respondió encuentro tras encuentro a pura garra y categoría.
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Frente a Croacia, el duelo empezó sumamente complejo para los dirigidos por Scaloni, que en un principio perdieron el mediocampo ante un rival que dominó el juego pero nunca pudo superar a Otamendi y al "Cuti" Cristian Romero en cualquier zona de la cancha en la que se los toparan.
"Intentaremos dar lo máximo para llegar al objetivo. Somos 26 guerreros que estamos dispuestos a darlo todo para tratar de darle una alegría al pueblo argentino”, dijo el defensor. Y así lo demostró en el campo cada vez que se puso la camiseta celeste y blanca. Por eso, Otamendi merece la final y mucho más.