Por Diego Provenzano

La fría estadística dirá que Argentina empezó las Eliminatorias sudamericanas con dos triunfos antes dos rivales de los más débiles, pero luego de un año sin jugar, el análisis marcará que futbolísticamente jugó mejor en la altura que en el llano.

Horas y horas de debate pasaron desde la pobre (en realidad conformista) actuación del jueves pasado ante Ecuador respecto de qué debía hacer Argentina en la altura de La Paz.

Y a la luz del resultado, habrá que anotar dentro del listado de fórmulas para salir exitoso de los 3600 metros pasar dos noches como optó el entrenador Lionel Scaloni.

Futbolísticamente, fue notable la mejoría desde la inteligencia y la practicidad que tuvo la Selección albiceleste, que se plantó de entrada con un 4-3-3, con Paredes de mediocampista central, De Paul y Palacios como interiores, Messi a la derecha, Ocampos a la izquierda y Lautaro como centrodelantero.

Tres situaciones pusieron en jaque y abajo en el marcador a la Selección argentina: con el mismo concepto, que era una de las preocupaciones en la previa, de lanzar centros desde el costado al medio del área o segundo palo para el doble "9" de Saucedo y Moreno Martins.

El click albiceleste fue desde una típica avivada "criolla": la rapidez mental de De Paul para identificar la superioridad y sacar rápido un tiro libre, y la convicción de Martínez para pelear una pelota que parecía perdida y terminó dentro del arco boliviano.

Ahí empezó la sinfonía de Exequiel Palacios, quien con la misma dinámica que podría entregarle Acuña -y que fue valorada por Scaloni- tiene muchísima más técnica y visión para construir juego y entregarle la pelota a Messi.

Otra pregunta: ¿se habrá "guardado" el físico la "Pulga" para los últimos 35 minutos? Porque fue evidente su cambio actitudinal en el momento que el equipo más lo necesitaba.

Presionó la salida, forzó errores, asistió a Lautaro Martínez en una jugada que Lampe atajó espectacularmente, y luego recuperó junto a Nico Domínguez antes de dar un exquisito pase entre líneas al "Toro", antes del remate goleador de Correa.

Es mucho más sencillo construir y mejorar desde las victorias, por el semblante -como el festejo del primer gol con Scaloni corriendo al abrazo de los jugadores- y también por la espalda que dará en el futuro una victoria así en la tabla de posiciones.