Suelen reaccionar violentamente y declarar fuerte.

Cuentan que la ATP Cup ha sido un certamen colmado de ese tipo de escándalos.

Nick Kyrgios, Daniil Medvedev, Alexander Zverev y Stéfanos Tsitsipás, jóvenes que tienen entre 21 a 24 años, han mostrado sus peores facetas.

En un deporte siempre caracterizado por la caballerosidad, donde leyendas como Roger Federer y Rafael Nadal han reinado sobre la base de conductas ejemplares dentro y fuera de la pista, asoma un grupo de rebeldes, indica Infobae.com.

El australiano Kyrgios se burló de Zverev en pleno juego.

Y de su lado, Zverev había hecho añicos una raqueta de la impotencia por sus errores en el saque.

El capitán de su equipo alemán, Boris Becker, dijo en aquel momento que su joven compatriota necesitaba un "llamado de atención" para mejorar y criticó duramente sus actitudes.

"Está atrapado en algún lugar de una habitación oscura, buscando el interruptor de luz. Zverev debe darse cuenta que va por camino equivocado", sentenció en una entrevista publicada por el Frankfurter Allgemeine Zeitung.

El griego Stefanos Tsitsipas, con uno de sus impulsos violentos hirió de manera accidental a su papá, Apostolos y generó el enojo de su madre, Julia Apostoli durante la segunda fecha del Grupo F, en su caída frente a Kyrgios.

La principal raqueta griega, ofuscado por su flojo nivel en la pista, comenzó a desquitarse destrozando todo lo que estaba a su paso. Golpeó un cartel publicitario, destrozó una silla y terminó lastimando de manera accidental a su padre.

A aquellos incidentes le siguió el protagonizado en los cuartos de final por el ruso Medvedev durante la disputa del segundo set de su duelo frente al argentino Diego Schwartzman.

Ya habiendo recibido un warning por un cruce con su rival, igualmente decidió encararse con el árbitro principal y tuvo una conducta vergonzosa: le pegó a la silla.

El umpire marroquí Mohamed Lahyani intentaba calmar los ánimos de Medvedev pero, en medio de su intensa charla con el juez, el jugador nacido en Moscú le pegó dos veces con la raqueta a la silla.