El árbitro Maximiliano Salado Paz le ganó una demanda millonaria a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tras ser marginado por pertenecer a otro gremio, por lo que volverá a impartir justicia en los torneos locales al ser considerado una "práctica desleal" de la entidad.

Salado Paz forma parte del Sindicato de Árbitros de la República Argentina (SADRA) y no de la Asociación de Árbitros de la Argentina (AAA), comandada por Federico Beligoy, por lo que comenzó a ser apartado de la actividad.

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“Empecé dirigiendo, como árbitro principal. Como no les gustaba mi altura, me dediqué a ser asistente. En 2019 estaba jugando en la Primera Nacional, todos los partidos en Buenos Aires, con buenas posibilidades de ascender hasta que vino todo este problema. Y me empezaron a mandar al Federal A. En 2021 sólo dirigí dos partidos y nunca más”, expresó el juez en declaraciones a Clarín.

Y añadió: “Al principio, como fue tan brusco el cambio, me golpeó muy fuerte. Estuve tan cerca de jugar en Primera División y me quedé en la nada. Estaba compartiendo un grupo reducido, haciendo la pretemporada, tenía el sueño de llegar a ser internacional. Se hizo todo muy largo por las cuestiones legales”.

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Luego de la demanda, el fallo de la jueza Viviana Dobarrio obligó a la AFA a abonarle un millón de pesos más intereses al árbitro, otro millón en concepto de una multa por “práctica desleal” y casi dos millones en concepto de honorarios para los abogados que intervinieron en el proceso.

El Juzgado laboral N°21 indicó que “le fueron disminuyendo los partidos que le asignaban para arbitrar hasta que directamente dejaron de otorgarle dichas tareas, circunstancia que según se deriva de los elementos aportados se vincula con su afiliación a un sindicato determinado y que, según la testimonial rendida, también afectó a otras personas afiliadas a dicha asociación, concretamente SADRA".