Argentina fue, históricamente, uno de los animadores principalísimos de los Juegos Olímpicos, especialmente durante la primera mitad del siglo XX. Es más, fue uno de los doce países que fundaron el Comité Olímpico Internacional en 1984. Y seis años después de ese hito, el país compitió por primera vez en los JJOO de París, en 1900, con un único deportista: el esgrimista Francisco Camet.

En los siguientes Juegos (Londres 1908 y Amberes 1920), Argentina también estuvo presente con un atleta en cada juego, esta vez con representaciones en patín (Héctor Torromé) y en boxeo (Ángel Rodríguez).

Cuatro años después, Argentina fue por primera vez a los Juegos con una delegación olímpica seria y no producto de arrestos individuales como había ocurrido hasta entonces. El Comité Olímpico Argentino entendió la importancia de estar en los Juegos y envió a París 1924 a 93 deportistas y obtuvo seis medallas: una dorada, tres plateadas y dos de bronce. El polo (por entonces deporte olímpico) fue la primera especialidad en la que Argentina se subió a lo más alto del podio.

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Fueron pasando los años y las diversas presentaciones de Argentina obtuvieron resultados diversos, pero siempre con uno que otro éxito aunque más no fuera aislado en especialidades que ahora sería una ilusión conseguir una medalla dorada.

Los medallistas dorados argentinos fueron Víctor Avendaño y Arturo Rodríguez Jurado en boxeo y Alberto Zorrilla en natación (Ámsterdam 28); Juan Carlos Zabala en maratón y Carmelo Robledo y Alberto Lovell en boxeo (Los Ángeles 1932); polo y Oscar Casanovas en boxeo (Berlín 1936); Delfo Cabrera en maratón y Rafael Iglesias y Pascualito Pérez en boxeo (Londres 1948): y Tranquilo Campozzo y Eduardo Guerrero en remo (Helsinki 52). Doce medallas doradas en ocho JJ.OO. No era lo que se puede decir una cosecha abultada ni mucho menos, pero esas actuaciones le sobraban a Argentina para mantenerse como el mejor de América del Sur, incluso unos escalones por encima de Brasil.

Lo que nadie sabía era que esos dos nombres, Tranquilo Campozzo y Eduardo Guerrero, iban a sonar durante 52 años como los últimos dos deportistas argentinos en subirse a un podio olímpico. Debió pasar más de medio siglo para que, en una jornada soñada, Argentina volviera a ver la bandera en los más alto y para que sonara el Himno Nacional al finalizar un torneo. Y ese día soñado fue el 24 de agosto de 2004, en los JJOO de Atenas 2004. En el medio habían pasado 11 presentaciones argentinas en JJOO sin conseguir medallas doradas: Melbourne 1956, Roma 1960, Tokio 1964, México 1968, Múnich 1972, Montreal 1976, Los Ángeles (1984), Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1998 y Sídney 2000. (Nota de la R.: Argentina no fue a Moscú 1980 porque la dictadura se plegó a un boicot organizado por Estados Unidos contra la Unión Soviética.)

Pero llegó el 28 de agosto de 2004 y, en un mismo día, como para corroborar que la espera no había sido en vano, Argentina obtuvo lo que tanto había buscado y esperado y, encima, en dos deportes con un alcance popular especial: el fútbol y el básquet.

El primero en obtener el título olímpico fue el fútbol, que le ganó a Paraguay la final con un gol de Carlos Tevez, cuando todavía era el Carlitos de la gente y se acordaba de su origen. Aquel equipo dirigido por Marcelo Bielsa (que luego del torneo dejaría su puesto de DT en la Selección Nacional) formó con Germán Lux (terminó el torneo con el arco invicto); Coloccini, Roberto Ayala y Heinze; Lucho González, Mascherano, Kily González y Andrés D'Alessandro; Tévez, Mauro Rosales y César Delgado. Ya sobre el final ingresó Clemente Rodríguez por Delgado. 

Era la primera vez que Argentina ganaba la medalla olímpica en fútbol, título que revalidó cuatro años después en Beijing 2008 con aquel recordado equipo que integraban Messi y Riquelme, bajo la conducción del Checho Batista.

Pero la alegría no se quedaría allí. Un rato después, y ante la sorpresa del mundo entero, la que se colgaría la medalla dorada sería la Selección Nacional de Básquet dirigida por Rubén Magnano.

En un partido cerradisimo y muy áspero, Argentina superó en la final a Italia por 84 a 69 y así sumó una segunda medalla dorada en el día y, repetimos, tras 52 años de espera.

El oro olímpico, 52 años después

Es imposible no repasar los nombres de los jugadores que construyeron aquella proeza para el básquet: Manu Ginóbili, Luis Scola, Rubén Wolkowisky, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Carlos Delfino, Pepe Sánchez, el Puma Montecchia, Gabriel Fernández, Leo Gutiérrez, Walter Herrmann y Hugo Sconochini. En la final las figuras fueron Luis Scola (marcó 25 puntos), Alejandro Montecchia (17 puntos) y Emanuel Ginóbili (16 puntos). Si bien el triunfo ante Italia marcó un antes y un después para el básquet nacional y le dio nombre a una camada de jugadores (de allí en más pasaron a ser la Generación Dorada) no se puede dejar de mencionar que Argentina, para acceder a esa final, dejó en el camino en las semifinales a Estados Unidos, al que venció por 89 a 81 en otro de los grandes momentos del deporte nacional.

Desde aquella jornada infernal hasta hoy pasaron 18 años y seis medallas doradas más. La citada del fútbol en Beijing 2008, las de Juan Curuchet y Walter Pérez en ciclismo también en Beijing 2008, la de Sebastián Crismanich en taekwondo en Londres 2012 y las de Paula Pareto en judo, Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli en vela y el seleccionado de hockey masculino, todas en Río de Janeiro 2016. 

Pero nadie olvidará lo que ocurrió aquel 28 de agosto de 2004.