Alguna vez Marcelo Bielsa me dijo que estaba embarcado en una empresa imposible: terminar con la suerte en el fútbol y tratar de eliminar el error. Y tenía razón: era una empresa imposible. Un rebote que descoloca al arquero, una pelota mordida que entra abajo en el palo, un pique que hace que un balón se desvíe centímetros y pegue en el poste o ingrese en el arco... En el fútbol hay azar y hay errores, y tratar de eliminarlos es como querer que no salga el sol cada mañana. El día que pase, se terminó el mundo.

Ahora bien. Si eliminarlos es imposible, se puede hacer lo máximo para minimizarlos, lo que por supuesto no da garantías de eficacia porque los que juegan son dos y todos los recaudos que tome uno pueden ser sorteados por el otro. Y aquí está la segunda sentencia sobre el fútbol: jamás hay garantías de nada. Por eso me da risa cuando los relatores dicen: "fulano hizo tal cambio para cerrar el partido". ¿Cerrar el partido? Otro absurdo. Un partido jamás se puede cerrar. Pueden pasar decenas de cosas que rompan con esa estrategia de ponerle un candado.

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Ustedes dirán: ¿pero entonces en el fútbol no se puede prever nada? Si todo está impregnado de azar y errores y no hay garantías, ¿para qué se planifica un partido? Ya fue dicho: para minimizar esas variables. Porque uno puede actuar sobre lo propio, tomar sus recaudos, pero también juega el otro que hará lo mismo y, además, está la pelota que muchas veces toma vida propia.

¿Cómo jugarle a Croacia? Las posibilidades de Scaloni

En eso está Lionel Scaloni ahora: tratando de ver cuál es la mejor forma de achicar el margen de error y de azar. Y por eso prueba variantes: 4-3-3, 5-3-2 y ahora sumó un 4-4-2 que nunca fue utilizado.

Los números muchas veces engañan y por eso vamos a ponerles nombre y apellido.

4-3-3: Emiliano "Dibu" Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister; Lionel Messi, Julián Álvarez y Ángel Di María. O sea, la clásica si Di María estuviera en óptimas condiciones.

5-3-2: "Dibu" Martínez; Molina, Romero, Otamendi, Lisandro Martínez, Tagliafico; De Paul, Enzo Fernández, Mac Allister; Messi y Julián Álvarez. La misma que usó contra Países Bajos salvo por el ingreso obligado de Tagliafico por Acuña, suspendido.

Y 4-4-2: "Dibu" Martínez; Molina, Romero, Otamendi, Tagliafico; De Paul, Leandro Paredes, Enzo Fernández, Mac Allister; Messi y Julián Álvarez. Más combate y juego en la mitad de la cancha.

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Esto es todo lo que sabemos de las ideas que maneja el entrenador. Por supuesto tengo una opinión al respecto y me animo a decir cuál es la que preferiría (hablo de quien firma esta columna y no del entrenador).

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Si el que eligiera fuera yo, iría con el 5-3-2 que incluye a "Dibu" Martínez; Molina, Romero, Otamendi, Lisandro Martínez, Tagliafico; De Paul, Enzo Fernández, Mac Allister; Messi y Julián Álvarez.

¿Por qué? Porque se adapta mucho mejor a lo que propone Croacia: mantiene a los tres centrales que están en un gran nivel, propone juego en la mitad de la cancha, permite desborde por los costados y cuida a Di María en el banco para recuperarlo por completo para una factible final con Francia o Marruecos y además queda en reserva para entrar fresco en el segundo tiempo si las cosas se complican.

Creo que es la mejor receta. ¿Será la que utilizará Scaloni? Ni la más remota idea.