Boca busca un arquero
La inminente salida de Agustín Rossi pone a Ibarra en una disyuntiva: ¿experiencia o futuro?
Agustín Rossi firmó contrato para sumarse a Flamengo desde julio de 2023, es decir cuando caduque su vínculo con Boca; por lo que se puede decir que –salvo un error en la Mátrix del sistema capitalista– Boca está buscando su sucesor.
Para el entrenador Hugo Ibarra se plantean entonces tres posibles caminos a seguir. Uno es relativamente seguro (aunque a “seguro”, en el fútbol, se lo llevaron preso), pero patea el problema hacia adelante. Y los otros dos tienen su grado de complejidad y dificultad especialmente en una materia como el fútbol, en donde los resultados inmediatos son los que marcan el futuro.
Boca tiene dentro de unos días que enfrentar a Racing en uno de esos tantos inventos que se hacen en la actualidad: la Supercopa Internacional, que se jugará en Abu Dabi. Es un trofeo inventado, ya lo dijimos, pero como alguna vez dijo una pensadora contemporánea, “todo suma” y ni Boca ni Racing quieren dejar pasar la oportunidad de sumar un nuevo trofeo a sus vitrinas.
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¿Qué hará Ibarra con el arco de Boca si tenemos en cuenta que en los dos amistosos que disputó previos a ese choque puso en el arco a Rossi (PT contra Independiente), Javi García (ST contra Independiente), Chiquito Romero (PT contra Everton) y Leandro Brey (ST contra Everton)?
Lo más lógico, habida cuenta de que es una final y que siempre se puede llegar a la instancia de la definición por penales, es que utilice a Rossi, ya que todavía le quedan 5 meses de contrato. Innovar en una final nunca es una buena idea.
Pero saquemos del medio esa final con Racing y vayamos un poco más adelante. Boca debe afrontar tres torneos: el local, la Copa Libertadores y la Copa Argentina. ¿Qué tiene que hacer Ibarra? ¿Insistir con Rossi o darle rodaje a alguno de los otros tres arqueros que tiene en el plantel?
Lo lógico sería que eligiera a uno de los tres para darle la confianza y el rodaje necesario para afrontar los certámenes que vienen.
Y aquí está el quid de la cuestión: ¿se inclinará por Chiquito Romero o Javi García, ambos de 35 años, con amplia experiencia en primera, o impulsará a Leandro Brey, de 19 años, y que tiene muy buenas referencias de quienes lo han visto jugar?
Es una elección complicada. ¿Presente o futuro? ¿Debe pensar más allá de la coyuntura o se deja llevar por las urgencias del momento, que no son ni más ni menos que su propia continuidad en el cargo como DT de Boca?
El camino lógico sería ir con Romero o García en el torneo local y la Copa Libertadores y darle rodaje a Brey en la Copa Argentina, para que se vaya familiarizando con el arco de Boca y sus urgencias.
Si ya suponemos que ésta será la elección, ¿con quién se quedará Ibarra? Javi García es un veterano de mil batallas en el fútbol local y cada vez que le tocó atajar (en Boca, en Tigre, en Racing y ahora otra vez en Boca) lo hizo con solvencia. No es de esos arqueros que vayan a sacar la pelota imposible, pero tampoco es un tipo que se come algún gol estúpido. Es raro verlo cometer errores no forzados.
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Romero también es un veterano y posee, además, roce internacional. Pero en contra tiene que en la última década jugó apenas 10,7 partidos promedio por año y que en 2022 no atajó nunca. Y por otra parte, tampoco es un arquero salva partidos. Si no me creen, recuerden la final del 2014 con Alemania en la que no se puede decir que se comió el gol pero tampoco hay forma de sostener que hizo algo más de lo estrictamente necesario para evitarlo. Solo con comparar su actitud corporal ante el delantero alemán con la de Dibu Martínez ante el francés en el minuto 123 me exime de mayores comentarios.
Así estamos entonces. ¿García? ¿Romero? ¿O Brey?
No es una decisión fácil para Ibarra. Y menos en un arco caliente, como lo es el de Boca. Si me preguntan a mí, elegiría a García. Pero no lo van a hacer, así que tampoco tiene tanta importancia lo que yo piense. Lo único que puede conformar a Ibarra es saber que nada es inamovible y que, si pone a uno y no le rinde, siempre tiene la chance de elegir a otro para ver qué pasa.
Igual, no me gustaría estar en sus zapatos.