Ángel Cappa fue jugador de Olimpo de Bahía Blanca y en el medio de su desarrollo como deportista, se nutrió de lecturas que ampliaron el espectro de su horizonte.

Pasó por las carreras de filosofía y psicopedagogía, y estableció un marcado pensamiento que le indicó el camino de sus principios. Producto de su filiación política con el peronismo, en la época de la dictadura se tuvo que exiliar del país y se fue a España, lugar donde reside actualmente.

"Yo militaba en el peronismo de base, que era un grupo de izquierda. Muchos compañeros habían sido detenidos y asesinados. Un día llevaba panfletos en un coche y me salvó: nos detuvieron en un control, un militar me reconoció por el fútbol y me dejó pasar.  Yo pensé que otra oportunidad no iba a tener, por eso me fui del país", explicó el año pasado en televisión.

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Al dejar su carrera de futbolista profesional, decidió que su lugar en la vida iba a estar en el rol de entrenador y se formó al lado de César Luis Menotti. Fue su asistente en la Selección Argentina en la Copa Mundial de Fútbol de 1982 y luego en el Barcelona. Más tarde, decidió emprender su propio camino e hizo su debut en Banfield. Luego fue ayudante de campo de Jorge Valdano y trabajó en Tenerife y Real Madrid.

Tuvo varios retornos al país en condición de DT, pero su paso más recordado fue al frente de Huracán en 2009, con el que logró el subcampeonato tras un fallo arbitral de Gabriel Brazenas, en el partido final con Vélez, que perjudicó al Globo a una derrota injusta por 1 a 0 y al segundo puesto.

Más allá de los resultados, en el imaginario colectivo ese equipo quedó como uno de los que más se acercó a lo que hizo César Luis Menotti en 1973 y hoy en día nadie duda cuando se habla de "Los Ángeles de Cappa". "Yo he sido un entrenador más del montón, pero siempre defendí una idea. Entonces no es que moleste como entrenador, sino por lo que digo, por el mensaje que doy, porque pongo en evidencia algo", reflexiona Cappa desde Madrid en exclusiva con NA.

¿No te interesa volver a entrenar un equipo? Entrenar es una tarea muy penosa en cuanto a lo que sucede alrededor. Lo que menos hace un entrenador es entrenar. Cuando sos joven, el ímpetu, las ganas supera todo eso, pero cuando ya tenés una edad, el entusiasmo se va perdiendo y entonces es mejor dejarlo. Se dice todo el tiempo que el juego ya no es el mismo, ¿En qué cambió? Desde que el negocio se apoderó del fútbol le transmitió sus valores y el juego empezó a no tener o a tener menos importancia, hasta que finalmente les da lo mismo. Otra idea predominante es que se corre más y se crea menos, ¿Qué pensás de eso? En alguna medida es cierto. Ante la falta de creatividad, limitada por algunos entrenadores, algunos medios o por el negocio, hay que correr más y luchar más, ¿Por qué desencadenó en esto que describís?
Ángel Cappa: "Yo he sido un entrenador más del montón, pero siempre defendí una idea"
¿No se discuten más ideas de juego? Cuando dicen que ya se terminó la pelea entre Menotti y Bilardo, tiene sentido si solo la limitamos a las personas y no a las ideas Las ideas son eternas. "Una vez le pregunté a (Johan) Cruyff por qué no había más entrenadores que adhieran a este modo de entender el fútbol y me contestó: ‘muy fácil, porque hay que saber’. No hay muchos entrenadores que se preocupen por saber y esa es la realidad de lo que está ocurriendo". Se está volviendo complejo combatir el exitismo… Esta sociedad en la que vivimos solo respeta el éxito y mientras se lo tenga. ¿Tuviste que luchar contra esto mismo en tus épocas como entrenador? Mi discurso los incomoda mucho. Permanentemente estaban buscando que empate un partido o que pierda. ¿Siempre te puso a prueba por la prensa? nunca intenté taparle la boca a nadie para opinar hay que tener argumentos. Después se ve quién tiene razón. Contra todo eso tuve que luchar siempre. ¿Qué destacas de tu rol como entrenador? Hablé con (Ernesto) Grillo, (Humberto) "Bocha" Maschio, (Alfredo) Di Stéfano, (Adolfo) Pedernera, (Omar) Sivori, tuve una suerte muy grande. He tenido como maestro a Menotti.

Y agrega: "Cuando empecé a entrenar en Banfield, me acuerdo de que al cuarto o quinto partido íbamos últimos y salió un titular en un diario que decía 'el discípulo de Menotti va último'. La critica ya empezaba desde ahí y yo recién arrancaba. Después salimos primeros, ascendimos al Nacional B y cuando me preguntaron por ese logro, lo único que pedí fue que ese periodista dijera que el 'discípulo de Menotti' había salido primero, pero no lo dijo"

¿Qué te enseñó Menotti?

Me dio las claves para entender el fútbol. Una llave que me permitió abrir la puerta y ver cómo era el fútbol desde el punto de vista del entrenador.

¿Cuáles son esas claves?

Los conceptos. El fútbol a partir de los conceptos, que son los que te explican las cosas. Los que te permiten contar algo que
estás viendo o viviendo. Hay muchos jugadores que piensan que, por ser jugadores, pueden ser entrenadores y en realidad no es así. Son jugadores porque les sale así, pero muchos no entienden el juego. Para mí hubo dos entrenadores importantísimos en el fútbol contemporáneo. Uno fue Rinus Michels con la táctica, achicó el espacio, presionó la salida y empezó con la rotación de algunos jugadores. Y el otro fue Menotti con los conceptos. A partir de acciones de juego se unieron lo físico, lo técnico y lo táctico. Esos son aportes fundamentales para el buen juego.

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¿Ya no se asumen riesgos creativos dentro de una cancha?

Lo limitan los entrenadores. Los llenan de obligaciones a los jugadores y de cuidados. Entonces, cómo se va a animar a tirar una
gambeta si está pensando en que si la pierde lo van a retar. Ahora se ve que un jugador al mínimo acercamiento de un rival, gira y da la pelota para atrás. No arriesga nunca más. Son tres mil pases para atrás por falta de atrevimiento. Eso no es posesión, eso es una pésima tenencia de la pelota. El fútbol es aburridísimo. Por ahí, hay alguno que arriesga y gambetea, pero son cada vez menos. Una vez un jugador en un entrenamiento mío, decía ‘segura’ todo el tiempo, hasta que paré la práctica y le dije que todo seguro no podía ser. Alguna vez hay que arriesgar. El jugador tiene que entrar a la cancha, sabiendo que el error forma parte del juego y con conocimiento de dónde arriesgar y dónde no.

¿Cómo analizas la etapa de Lionel Scaloni y su cuerpo técnico en la Selección?

Estos entrenadores demostraron que la experiencia es una cosa más y que no es la que decide. Lo que decide es la inteligencia y la capacidad de transmisión, de liderazgo. Todas cosas que estos chicos tienen y que han aprovechado en su época de jugadores. Construyeron un equipo en función de nuestra idiosincrasia. Han llevado jugadores que hablan el mismo idioma y a todo eso le agregaron a Messi. Por lo tanto, ahora Messi no es el supermán que tiene que salvarnos, si no que tiene que aplicar su talento a un equipo. Es una tarea muy buena y nos llena de esperanza.